"Estamos totalmente implicados e intentamos educar a los niños en la cultura de la reducción, la reutilización y el reciclaje", señaló ayer la profesora Isabel Martínez, que junto al resto de sus compañeros se esfuerza porque los 165 alumnos del colegio El Villar de Trubia mimen el medio ambiente. Y los niños tienen la lección bien aprendida. "Nosotros reciclamos y queremos que todo el mundo lo haga para que este sea un país verde y digno", destacó con rotundidad David Sierra, uno de los alumnos de 6º de Primaria que guiaron a quienes participaron en la jornada de puertas abiertas con la que se celebró la obtención de la "Triple Erre". Con este título, el Consorcio para la Gestión de Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa) distingue el máximo nivel de compromiso con la gestión de residuos.

Así, la ruta guiada sirvió a los estudiantes para presumir de sus logros. La primera parada, explicó el pequeño Víctor Álvarez, fue "una vieja rampa inclinada en desuso convertida en una pendiente con jardineras pintadas de colores". La visita continuó después por las aulas y se animó con canciones que sirvieron a los alumnos, además, para explicar algunos de sus proyectos. Como el uso de una "portato", que tal y como entonaron, es una fiambrera que "me lleva la fruta porque sabe que me gusta". Con este artilugio se reducen el uso de envases y papel de plata en el almuerzo.

El Villar de Trubia cuenta también con dos compostadoras con las que convierten sus desechos orgánicos en abono y ayer celebró la "Triple Erre" con coches a pedales, juegos y talleres ecológicos. "¡Vaya bien que está organizada la visita!", exclamó durante el camino la concejala de Infraestructuras, Ana Rivas, que recorrió el colegio con niños, padres, profesores y el gerente de Cogersa, Santiago Fernández

"Es muy importante ayudar al planeta y no contaminar", dijo otra de las guías, la alumna Helena Fernández. A lo que su compañera Paloma Fernández añadió que "siempre separamos la basura en el contenedor que corresponde" y en ocasiones dan alguna lección a los adultos, como confirmó Miriam Cueto, presidenta del Ampa: "Siempre nos están indicando dónde tirar cada cosa". Los padres también arriman el hombro y se encargan, entre otras cosas, de la gestión de la compostadora.