El exotismo se apoderó ayer del Auditorio de Oviedo con el evocador programa que interpretó la OSPA, con algunas de las obras más emblemáticas de Debussy, Falla, Milhaud y Stravinsky, una jornada que se inspiró en París como centro creador y destacó por el colorismo sonoro.

Tras Debussy, el pianista murciano Antonio Galera (1984) interpretó "Noches en los jardines de España", una de las tantas partituras magistrales del maestro Falla. Muy elegante y apreciada por el público.

El director invitado en este programa, que llevaba el título "Relatos II", fue Rubén Gimeno, que desde hace algunos años viene colaborando con la orquesta asturiana. Su trabajo al frente de la agrupación en la jornada de ayer fue sobrio, efectivo y con mucho talento para hacer responder a la orquesta.

La segunda parte del programa la ocupó "El buey sobre el tejado", de Darius Milhaud, donde prima el elemento rítmico. Cerró la suite del ballet "El pájaro de fuego", de Igor Stravinsky, una obra muy exigente y celebrada que la OSPA supo resolver y en la que destacaron "La danza infernal" y el último movimiento.