José Manuel Arbesú tiene 87 años y hace gala de una memoria prodigiosa. Desde que aprendió a escribir colecciona libretas en las que recoge apuntes y notas de toda una trayectoria vital y laboral que su hijo, el escritor Julio Arbesú ha recopilado y plasmado en el libro "Fui maquinista en la minería". El volumen, que forma parte de la colección "La herencia recuperada" que edita Cicees Ediciones, se presentó en el Aula Cultural "La Plaza" de Sotrondio, en el transcurso de un acto organizado por la Asociación "Cauce del Nalón", en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas y que contó con la presencia del alcalde de San Martín, Enrique Fernández.

El editor Miguel Álvarez Areces destacó "lo novedoso de una obra que recoge las experiencias de muchos años de trabajo en la mina y en la que están muy presentes expresiones colectivas de trabajo o paisajes industriales que generan un gran sentido de apego".

"Este libro nace en un momento especial que propicia que la familia se una y se reúna alrededor de mi madre que se encuentra en una situación de dependencia", explicó Julio Arbesú. Esa circunstancia hizo que recordara los cuadernos de su progenitor y le pidiera que compartiera con él sus anotaciones. "Son historias llenas de vida que decidí ponerlas por escrito, siempre respetando las indicaciones de mi padre, que es capaz de recordar su infancia en la aldea de Cabaños y nombrar uno por uno los ciento noventa y seis vecinos que vivían en el pueblo", aseguró.

José Manuel Arbesú inició su intervención recordando sus primeros trabajos "preparando las astillas para que mi madre tizase por la mañana, cuidando las vacas o yendo a la gueta". También rememoró "la escuela de Merdín el Coxu" y la de "Cabaños de Baxu", así como el "colegio de los frailes", donde según expresó, "aprendí mucho y de todo un poco".

"Empecé a trabajar con trece años en la mina del Reguerón" explicó, al tiempo que recordó "el miedo que pasé al quedarme por primera vez solo en la oscuridad, aunque me daban mucho más miedo 'la fantasma', la brigadilla o los moros". Arbesú rememoró sus comienzos "como enganchador en una máquina de vapor que miraba maravillado" y cómo después pasó a ser "forneru" en el ferrocarril de Santana hasta conseguir la categoría de maquinista con 26 años. "Cuando Hunosa decidió comunicar los pozos por abajo, el ferrocarril terminó y a mí me mandaron al Sotón para pasar después al Pozo Cerezal, donde me hice cargo de la máquina de extracción, un puesto en el que me retiré en el año 1988 al cesar la producción", expresó.

El momento culminante de la velada llegó cuando el Che de Cabaños, acompañado a la guitarra por Julio Arbesú, interpretó una canción dedicada a la memoria de su padre, fallecido en accidente minero y que ejerció como protector de José Manuel Arbesú en "aquellos años de miedo".