Uno de los mensajes más bonitos que la escritora oscense Luz Gabás (Monzón, Huesca, 1968) recibió por su novela "Palmeras en la nieve" fue de un hombre de noventa años que había vivido los tiempos de Guinea Ecuatorial descritos en el libro y le confesó: "Gracias por hacerme sentir joven de nuevo". Gabás inauguró ayer las tertulias del salón de té del Teatro Campoamor y repasó en compañía de la periodista Patricia Serna toda su producción literaria, pero se detuvo en su exitoso debut de 2012 catapultado todavía más por la película de Fernando González Molina. Gabás confesó que llegó un momento en que "'Palmeras en la nieve' dejó de ser una novela para convertirse en otra cosa".

Antes de la charla entre Serna y Gabás, el concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos, inauguró la tarde y las jornadas, con la idea de convertir el salón de té del teatro en el lugar para que los escritores puedan presentar sus libros y recuperar el espíritu de los encuentros literarios.

El concejal se refería a los años dorados de la Fundación Municipal de Cultural, aunque la idea de rescatar este escenario para charlas literarias ya se intentó llevar a cabo en el año 2013. En esta segunda época, Luz Gabás inauguró un programa que mañana mismo, viernes, también a las ocho de la tarde, tendrá de invitado a Manuel Vicent en charla con Javier García Rodríguez.

La de ayer, entre Luz Gabás y Patricia Serna, pasó por los cacaotales de "Palmeras en la nieve", las brujas del siglo XVI de "Regreso a tu piel" y la pasión romántica de "Como fuego en el hielo", una "trilogía emocional" en la que la autora ha tratado de indagar en los conceptos de identidad, rebeldía romántica frente a la muerte y el Romanticismo a través de tres momentos de la historia.

En su último libro viaja a la segunda mitad del XIX y a un pueblo imaginario, Albort, "mi Vetusta", confesó la autora, donde aparecen los viajeros románticos y distintos tipos de héroes que han permitido a lectores y lectoras identificarse no precisamente con los personajes idealizados que uno piensa que la ficción exige.

De su experiencia con sus anteriores libros, Gabás desmitificó la relación entre escritora y director ante una adaptación cinematográfica. "Yo estaba feliz, iba a firmar lo que me pusieran delante, mi actitud fue la de ayudar en todo lo que hiciera falta pero no tratar de meterme a hacer un trabajo que no era el mío, no quería molestar".

Con matices, porque también contó algunas discrepancias, felizmente solventadas, con el guionista, el ovetense Sergio G. Sánchez. Gabás abordó otros aspectos menos conocidos y tangenciales de su trayectoria. Uno, su "oscuro pasado", como mujer de teatro que le llevó a conocer muchos de los coliseos de España, aunque no el de Oviedo, cuenta pendiente que saldó ayer. El otro, su paso por la política como alcaldesa de su pueblo, un paso que dio "por inconsciente" y donde no encontró la erótica del poder.