Las detalladas y amenas explicaciones de la historiadora morciniega Mercedes Fernández, autora del libro "De la Corona a los accionistas anónimos: Minas de Riosa 1899-1916", y los sabios y técnicos comentarios de José Luis Cabo Sariego, cronista oficial de Riosa, quienes ejercieron como guías en la primera ruta senderista por las antiguas explotaciones carboníferas de montaña de los concejos de Riosa y Morcín, demostraron que no es necesario asistir a un aula de la universidad para recibir una lección magistral y, al pie de los vestigios de los yacimientos mineros, hicieron disfrutar a los doscientos senderistas de una peculiar jornada deportiva, cultural, y reivindicativa.

El fin de esta marcha era poner en valor el rico patrimonio arqueológico industrial minero existente en la comarca y dar a conocer la historia de la actividad extractiva del carbón en Riosa y Morcín, que comenzó en 1846 en las minas de Porció, cuyas explotaciones suministraban de hulla grasa a la Fábrica de Artillería de Trubia, y finalizó en diciembre de 2014 con el cierre del pozo Monsacro por parte de Hunosa. En total, 158 años de tradición minera que no pueden ni deben quedar en el olvido.

Esta primera ruta guiada cultural-senderista también tuvo un carácter reivindicativo ya que sus organizadores pretenden que sea señalizada en un futuro con indicaciones que informen los puntos de mayor interés de estos antiguos yacimientos mineros. De hecho, en la sobremesa, que tuvo lugar en la explanada de Mina La Esperanza, se leyó el documento fundacional de la plataforma ciudadana "Asociación de Amigos del coto minero de Riosa y Morcín", integrada por asociales y colectivos locales con el apoyo de ambos ayuntamientos, que pretende recuperar, impulsar, promocionar y señalizar los vestigios de la actividad extractiva del carbón en dicho coto minero.

El pueblo riosano de Villameri, que fue el punto de partida de la marcha, se inundó de visitantes a las diez de la mañana con los doscientos senderistas que iniciaron el recorrido bajo el apoyo del dispositivo de Protección Civil de Riosa y los miembros del grupo de montaña "Llazarandín", comandados por Honorino Ruiz, quienes fueron los encargados de velar por la seguridad de todos los participantes.

Desde Villameri se ascendió hasta la trinchera de El Rebollal, nivel 456, piso octavo, donde tuvo lugar la primera parada explicativa junto a los vestigios del economato minero. Posteriormente, se recorrió el valle de Canales por el antiguo vial del ferrocarril construido en 1900 para detenerse en la "Muezca la Pudinga" y observar los restos del cabrestante a vapor que subía los vagones de carbón por los planos inclinados de la montaña. El siguiente punto de interés visitado fue la bocamina de La Raíz, donde consta que ya existía en 1901 un servicio de teléfono para comunicarse con las instalaciones industriales del lavadero de La Pereda, en Mieres. A continuación, el grupo se trasladó hasta los Alcantarillones de Caneo para admirar estás auténticas joyas de obra civil construidas a principios del siglo XX. El túnel de La Boqueriza, que une el valle de La Foz de Morcín con Loredo, fue la última parada antes de descender hasta el nivel 256, piso cuarto, para llegar a Mina La Esperanza en cuya explanada y actual área recreativa tuvo lugar la comida de todos los senderistas participantes y en cuya sobremesa se leyó el acta fundacional de la plataforma ciudadana "Amigos del coto minero de Riosa y Morcín" con la presencia de Ana Díaz, alcaldesa de Riosa.

El regreso al pueblo de Villameri se realizó por el antiguo trazado del ferrocarril minero del piso cuarto, nivel 256, deteniéndose previamente en el mirador instalado sobre una antigua tolva de carbón desde la que se divisa una magnifica panorámica del valle de Riosa y La Foz de Morcín con el imponente macizo del Monsacro como fondo. Finalmente, se visitó el edificio del cabrestante del "Planón" en el que también estaba instalado el "turullu" que informaba a los mineros, con su peculiar sonido, del inicio y final de sus duras jornadas laborales. La bocamina del nivel 256 y los planos inclinados del valle de Canales fueron la última estación del recorrido antes de regresar a Villameri.

La siguiente actividad programada por el colectivo Amigos del Coto Minero de Riosa y Morcín tendrá lugar el próximo 4 de junio cuando se recorrerá la II Ruta Guiada Minera desde Riosa y Morcín hasta Loredo atravesando previamente La Pereda, localidad mierense donde estaban ubicadas las instalaciones industriales en las que se lavaba el carbón extraído en las explotaciones de montaña de Riosa y Morcín. Los guías de esta segunda ruta minera, además de Mercedes Fernández y José Luis Cabo, serán los integrantes de la asociación "Los Averinos" de Loredo y el punto de partida, a partir de las once de la mañana, tendrá lugar en el collado de Monte Plano, punto de convergencia de los concejos de Mieres y Morcín.

Como anécdota de la jornada cabe reservar que el niño riosano Daniel, de un año recién cumplido, fue el senderista más joven que participó en la marcha cómodamente transportado en la mochila sobre la espalda de su padre. También fue una jornada muy emotiva y especial para Fe González de Castandiello, en Morcín, que recordaba como su padre había fallecido hace justo sesenta años en un accidente minero por una explosión de grisú en la capa octava de Mina La Esperanza.

Se cumplió el objetivo de dar conocer y poner en valor la historia de esta olvidada comarca minera y esta peculiar e interesante iniciativa ciudadana, a la que se han sumado cientos de vecinos, ha sido el primer paso para llamar la atención sobre el rico patrimonio existente en torno a la industria extractiva del carbón que comenzó en 1846 en las minas de Porció y finalizó en 2014 con el cierre del pozo Monsacro de Hunosa.

Estos 158 años de tradición minera no pueden ni deben quedar en el olvido como homenaje y reconocimiento al duro trabajo desarrollado, en unas difíciles condiciones laborales, por miles de obreros que buscaron el sustento para sus familias. Sin duda, conocer y poner en valor el pasado permitirá afrontar con mayor ingenio el incierto futuro que espera a esta antigua y olvidada comarca minera.