"Es necesario rematar de una vez los estudios de la Guerra Civil, analizar bien las fosas comunes, tener un espacio -aulas didácticas- donde conocer la Historia y los sucesos que ocurrieron. Puede generar polémica y habrá quien se pregunte para qué revolver ideas y situaciones del pasado, pero las páginas hay que leerlas para poder pasarlas. Necesitamos un relato satisfactorio de este periodo porque, el que tenemos, no nos ha unido; todo lo contrario, ha dejado heridas. Creo que es necesario conocerlo para superar una etapa tan traumática de la vida de España", señaló ayer el historiador Pablo Martínez Corral, durante la charla que ofreció en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés bajo el título "Guerras de memorias", en una sala a rebosar.

Ante el público que abarrotó el palacio de Valdecarzana, el profesor del instituto La Magdalena habló de las represiones que se produjeron en la Guerra Civil por parte de los dos bandos. "Ha sido el acontecimiento más traumático del siglo XX y ha marcado la memoria de los protagonistas y sus descendientes", indicó, en referencia a la contienda, para añadir que las guerras "son fuentes de problemas psíquicos, afectan a todo el pueblo y dejan marca en el ser humano".

Su intervención arrancó en las elecciones de 1936 para continuar con la creación de los comités de guerra y el relato de episodios violentos por parte del bando republicano como la detención y los primeros fusilamientos en Cayés. Son momentos, dijo, "de odio y violencia fuerte que expresa la tensión que se vivía".

Seguidamente, Martínez Corral pasó a hablar de la entrada de las tropas franquista y cómo se procedió a la recuperación de los cadáveres de Cayés. "Se organizó en Avilés un acto cargado de simbología fascista, con un desfile por la Cámara de los cuerpos para luego ser enterrados en la Carriona. El régimen franquista fue el primero que hizo un acto de memoria y el borrado de calles", relató el historiador, que también centró la atención en las fosas comunes existentes en la ciudad, en la Quinta Pedregal -utilizada como ayuntamiento y también prisión- y en la figura de Emeterio García Rodríguez, líder del Partido Comunista que formó parte de los primeros inicios de comités en Avilés. Y explicó cómo permaneció escondido en la fábrica de ácidos y descubierto y muerto por las balas de la Guardia Civil, al igual que su compañero Rosón.

Martínez Corral centró la atención al final en la memoria de la Guerra Civil y apuntó que "sería de justicia convertir la casa Pedregal en un museo para que sirva para aprender de los hechos". "Nuestra memoria es nuestra vida. Por eso, cada persona se aferra a ella aunque le duela. No será el tiempo el que devuelva la reconciliación a las dos Españas mientras existan gentes que están esperando un gesto para construir la memoria de ese periodo negro de la Historia. El tiempo como tal no va a curar nada, y menos aún cuando no hay campañas positivas que implementen esa recuperación", remató el historiador.