El artista donostiarra Eduardo Laborde sorprendió, en el otoño de hace dos años, con su original visión de la neoyorquina Times Square. No es menor la sorpresa que provocan las piezas de la serie "Proyecto revisionismo palaciego", que expondrá hasta el próximo 16 de julio en la sala gijonesa Adriana Suárez. Ofrece aquí varios de sus estimulantes fotocollages, creaciones a partir de fotos de viejos espacios palaciegos en los que introduce por medio de distintas técnicas una visión pop y un homenaje a la cultura de masas.

Eduardo Laborde, último representante de una familia de artistas en la que figura con letras mayores el gran pintor guipuzcoano Ignacio Zuloaga, su bisabuelo, ha contado que hace dos años viajó a San Petersburgo, donde fotografió el museo Hermitage, una de las grandes pinacotecas del mundo. Un año después voló a Camboya e hizo lo mismo con los templos de Angkor Wat. Y en los alrededores de Lisboa captó imágenes en las habitaciones de los palacios de Ajuda y Queluz.

"La idea que tenía en mente era interpretar de una manera novedosa interiores de estancias palaciegas aportando elementos de la cultura de masas, como el arte pop y el kitsch, y mezclarlo con la pintura de gabinetes de David Teniers, Willem Van Haecht y Jan Brueghel", ha dicho Eduardo Laborde, para encadenar: "Es resultado es una refrescante ensalada de la 'nouvell cuisine' llena de condimentos que agitan los sentidos y provoca emociones".

Y de eso se trata: dejarse atrapar por la magia de las composiciones del artista donostiarra, que resuelve con una gozosa técnica mixta que incorpora la fotografía y el "collage", como se ha dicho, pero también recursos propios de la pintura, como las veladuras. Son piezas en las que tiene especial importancia el contraste y el montaje: de las salas del Hermitages bañadas por el Cantábrico y con vistas a la bahía donostiarra, a una de sala de Ajuda con la Marilyn de Roy Lichtestein.