Los ríos Güeña y Zardón cuentan desde ayer con 20.000 ejemplares más de pequeñas truchas y reos gracias a las labores de repoblación llevadas a cabo por la Sociedad de Pescadores "El Esmerillón". El colectivo que preside Antón Caldevilla planea soltar antes de que acabe el año más de más de 150.000 peces en los cauces de la comarca oriental. Los animales son criados en la piscifactoría que tienen en la localidad parraguesa de Romiyu. La campaña de repoblación comenzó en el Sella a principios de junio coincidiendo con la celebración del Día del Medio Ambiente y contó con unos ayudantes muy especiales: los alumnos del colegio público de Arriondas. Antes de que concluya agosto están previstas sueltas de peces en el río Torre, Calabrez, el cares y sus afluentes, el de Purón, Bedón o Tabardín. A estos se suman riegas como la de Mables, Vega y Triongu, entre otras.

La Sociedad de Pescadores, que cuenta con más de 1.200 miembros, mostró ayer su preocupación por la proliferación de cormoranes que, según su criterio, esquilman el río.

"Nos desanima mucho pensar que los peces que criamos en la piscifactoría sólo servirán para alimentar a estas aves", afirmó ayer Caldevilla. "Necesitamos que la administración tome medidas urgentes para controlar la población porque en los meses de invierno, principalmente diciembre y enero, acaban con las truchas medianas, nos machacan" , aclaró.

"Todas las asociaciones de pescadores tenemos un espíritu colaborador en este sentido y pedimos que dejen a los cazadores con los guardias en los controles de cormoranes", señaló el presidente de El Esmerillón.

El colectivo lleva a cabo durante todo el año tareas de mantenimiento del río como la limpieza de los accesos y senderos en los márgenes del Sella antes de que comience la temporada de pesca tradicional, que se prolonga desde abril -la variedad de sin muerte ya comienza el tercer domingo de marzo- hasta el 15 de junio, sin contar con la de mosca con muerte que acaba a mediados de julio.

Entre las preocupaciones del Esmerillón se encuentra ahora el estado del río Cares, que en mayo registró un vertido de 30.00 litros gasoil fruto de un accidente de tráfico que costó la vida al conductor del camión que transportaba el combustible. El gobierno del Principado activó entonces un plan especial para controlar el vertido, que incluyó la instalación de cuatro barreras absorbentes. "A priori parece que las medidas de contención dieron resultado y el río baja limpio y apto para la pesca", dijo Caldevilla " Hace años hubo un escape similar en el río Sella y los peces no aprovecharon para el consumo humano durante una temporada porque daban algo de sabor a combustible", ejemplificó el presidente de la Sociedad de Pescadores.