La pintora Breza Cecchini (Oviedo, 1976) fue ayer foco de todas las miradas en el Museo Barjola, en la tarde en la que presentó su última exposición "Por ventura un no sé qué", basada en sus "expresiones más íntimas" y en los versos de San Juan de la Cruz. "San Juan en su 'Glosa a lo divino' expresa lo que me pasa a mi cuando pinto; yo no trato de hacer algo bello, me pongo a meditar sobre quién soy yo y a sentir como si bailase pintando".

La poesía es uno de los compañeros diarios de Cecchini, que se sirve de la literatura como argumento de su obra pictórica, al mismo tiempo que representa una etapa de madurez de la artista. Así lo explica la comisaria de la muestra, Natalia García, quien asegura que la exposición "enseña sus últimas obras pero, sobre todo, hacia dónde va Cecchini". Las pinturas recogen motivos que surgen de los sentimientos más íntimos de la artista, tal y como ella misma declara. La paradoja de la exposición reside en que se trata de creaciones tan personales que ella misma sería incapaz de repetirlas. "No podrían volver a ser hechas del mismo modo en el que lo hice en un primer momento", justifica Cecchini.

Es cuando alude a la influencia de San Juan de la Cruz en su obra cuando la pintora recurre al "no sé qué" que da en parte título a la muestra. Asegura Cecchini que entre las líneas de los poemas del místico "hay un no sé qué que no se consigue con consciencia, sino por ventura", mientras explica que con sus delicadas pinceladas trata de transmitir "un no se qué que no busca lo bello".

Cuadros tan diferentes como iguales, tan simples como complejos y tan realistas como esperituales componen este compendio pictórico en el museo gijonés. Una auténtica explosión de emociones personales, como la tranquilidad o la calma, que dejan al descubierto las emociones de la pintora ovetense. En esta ocasión, los caballos y los niños son motivos recurrentes, pues como indica la artista "se trata de un momento vital en el que me veo rodeada de ellos". La elección de la sala no fue casual pues tanto Natalia García como Cecchini consideraban este espacio "un auténtico reto". "Es una sala diferente, caótica, donde la luz no nos encajaba del todo; pero al final no nos ha costado tanto adaptarnos como esperábamos", detalla la artista. Una exposición sorprendente que no hay que visitar obligatoriamente, sino simplemente hacerlo "por ventura".