"Los juristas, sobre todo los que estamos en una Universidad pública, debemos devolver a la sociedad lo que recibimos de ella, y la Clínica Jurídica de la Facultad de Derecho es un buen modo de hacerlo". De esta forma resumió Marcos Loredo, vicedecano de la Facultad de Derecho y Coordinador de la Clínica Jurídica, la filosofía de un espacio de formación a través del compromiso social, que cuenta este curso con más de una decena de alumnos que reciben una formación teórica y práctica basada en la importancia de ayudar a los demás a través del derecho.

José María Roca, decano de la Facultad de Derecho, también alabó la iniciativa, que se inspira en las clínicas jurídicas que nacieron en Estados Unidos en el marco de la Gran Crisis de 1929 como respuesta a la dura realidad del momento. Aquellos proyectos se desarrollaron en el marco de las actividades pro bono público. Roca reconoció que se enteró de lo que era el pro bono en el cine, viendo una película. "El padre no tiene dinero para pagar al hijo que le defendía y él le dice que por fortuna tiene un cupo de pro bono con el que le va a realizar el trabajo; aquello me impresionó".

El nombre de Clínica Jurídica proviene de la idea de aplicar la metodología de los estudios de Medicina (enseñanza teórica y práctica hospitalaria) a las facultades de Derecho, combinando así el estudio teórico con la práctica jurídica real, como señaló Nicolás Bárcena, abogado, doctorando y subdirector de la Clínica Jurídica, de la que también es promotor.

El abogado Alfonso Vallaure, colaborador externo de la Clínica Jurídica, destacó la importancia social de unas entidades presentes en muchas universidades españolas, primero extendidas por el mundo anglosajón y hoy presentes en la mayoría de los países democráticos. Julia Fernández Tolosa, alumna del Máster en Abogacía y antigua alumna de la Clínica Jurídica, destacó la "impagable experiencia que me brindó la oportunidad de tomar contacto con la abogacía".