F. G.

"En arquitectura, cuanto más sobrio eres, menos te equivocas". Es frase lapidaria pero paradigmática de la obra de Mariano Marín Rodríguez-Rivas (Gijón, 1926), que acaba de ser galardonado con el premio "Castelao" que otorga el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, del que Marín fue decano en dos etapas diferentes, de 1976 a 1978 y de 1983 a 1985. "Por su amplia trayectoria profesional y su compromiso con la profesión" recibe este galardón este veterano profesional, hijo y nieto de arquitectos gijoneses que durante más de un siglo han diseñado para esta ciudad edificios de enorme elegancia que recorren la práctica totalidad de los estilos constructivos.

"Sigo el criterio de no poner nada superfluo", declaró Mariano Marín a este periódico, cuando en octubre de 2012 le dedicó unas Memorias. "Me guío por una reflexión de Igor Stravinski: la economía de medios expresivos como actitud". Esa sobriedad también se premia, así como la búsqueda de la excelencia. Tan es así que a la saga a la que pertenece Marín -con su padre, Mariano Marín de la Villa; y su abuelo, Mariano Marín Magallón- se deben edificios tan singulares como el teatro Jovellanos, el Martillo de Capua o algunas de las construcciones más emblemáticas de la Calle Corrida.

El Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias señala que este gijonés nonagenario de memoria prodigiosa "no sólo destaca por sus proyectos: promovió además un estudio de materiales de edificación y fue impulsor de las normas de diseño del Principado de Asturias".

Procede Mariano Marín de una familia muy vinculada al mundo del arte. Su tatarabuelo Florentino de Craene, de origen belga, fue miniaturista en la corte de Isabel II. Su bisabuelo Rudesindo se dedicó a la escenografía teatral y operística. Su madre posó para el pintor Julio Romero de Torres para un cuadro titulado "La muerte de Santa Inés.

Se da la circunstancias que Mariano Marín trabajo al lado del arquitecto que da nombre a este galardón que entrega el Colegio Oficial de los arquitectos asturianos: Ignacio Álvarez Castelao. Algunos de los trabajos conjuntos de ambos profesionales resultaron galardonados, como el proyecto del edificio de la Delegación del Ministerio de Obras Públicas en Bilbao.

La relación entre ambos arquitectos fue estrecha y en ocasiones serenamente conflictivas, como Marín ha reconocido. "Castelao era uno de los grandes, con una vocación tremenda, y a mí me apreciaba mucho, aunque discutíamos mucho. Creo que me apreciaba porque yo era el único que le llevaba la contraria", ha explicado el galardonado. La entrega del premio tendrá lugar el 18 de noviembre en el Club de Tenis.