Javier NEIRA

La música de Joaquín Lázaro, maestro de capilla de la Catedral de Oviedo, contemporáneo de Mozart, será ofrecida, y casi se puede decir que estrenada, el miércoles de la próxima semana en el primer templo asturiano. El concierto correrá a cargo del conjunto «Forma Antiqva». La recuperación de las partituras, que se custodian en el archivo de la basílica, corrió a cargo de María Sanhuesa, profesora de Musicología de la Universidad de Oviedo. Música compuesta en la Catedral de Oviedo, para la Catedral de Oviedo y que se interpretará, más de dos siglos después, en la propia Catedral de Oviedo.

Joaquín Lázaro nació en Aliaga, provincia de Teruel, en 1746. Se ordenó sacerdote en Zaragoza y, como indica la profesora Sanhuesa, no rodó por diversas catedrales tanto como otros colegas de la época. Se formó en el Pilar zaragozano, donde estuvo hasta 1778; pasó dos años en la catedral de Mondoñedo y llegó a Oviedo en febrero de 1781, donde permaneció hasta prácticamente su muerte, en septiembre de 1786, cuando estaba en Mondoñedo de nuevo.

Una vida corta, apenas 40 años, y con escasa salud, y una estancia breve en Asturias, escasamente cinco años, pero muy fecunda ya que compuso 25 obras en latín, entre salmos, motetes y una misa, y 30 arias en castellano y otros 30 villancicos, con coro e instrumentos.

En el concierto del próximo miércoles se ofrecerán cinco arias para soprano, a cargo de la extremeña María Espada -que la pasada semana cantó en Oviedo la ópera «Dido y Eneas», de Purcell, con «Forma Antiqva»-, con distintas combinaciones de instrumentos. También se interpretarán tres obras de Telemann y una de Vivaldi. Entre las arias figura una que se titula «El soberano Dios», a la que después se le cambió la letra -el título es el original- y que se interpretó con motivo del nombramiento del conde de Campomanes como presidente del Consejo de Castilla en el año 1789, ya fallecido Lázaro.

En sólo cinco años en Asturias el músico aragonés no solamente compuso un considerable número de obras, sino que, asimismo, se integró en el entorno, de manera que ingresó en la Real Sociedad de Amigos del País, junto a su discípulo Luis Blasco, que incluso compuso un oratorio para la sociedad.

Lázaro llegó a Oviedo acompañado por su sobrina Joaquina Lucía Lázaro, que se casó con Rafael Labastida, bajonista -intérprete de bajón, antecedente del fagot- en la orquesta de la Catedral asturiana. Sintiéndose enfermo, el maestro de capilla viajó con el marido de su sobrina hasta Mondoñedo, en busca de otros aires que pudiesen mejorar su quebrantada salud, pero a los pocos días allí falleció. Está enterrado en la catedral mindoniense, al pie del altar de la Virgen de los Dolores.

Se conservan partituras de Lázaro en las catedrales o recintos religiosos de Astorga, La Coruña, Jaén, Málaga, Montserrat, Mondoñedo, Orense, El Burgo de Osma, Palencia y Zamora, además de Oviedo. Una obertura incompleta del compositor aragonés forma parte de una recopilación de partituras, en nueve volúmenes, que se conserva en la Biblioteca Nacional. Fue un encargo de Juan Esteban de Armendáriz, marqués de Castelfuerte, al abate Girolamo Sertori, que reunió los textos e incluyó la pieza de Lázaro.

El concierto del próximo miércoles estará dirigido por el maestro Aarón Zapico, líder de «Forma Antiqva», y además de la soprano María Espada tendrá un papel destacado el flautista Guillermo Peñalver. Como ha indicado la profesora María Sanhuesa, «lo que le corresponde cantar a la soprano es difícil, en realidad toda la música de Lázaro es difícil y aun más complicado es lo que le corresponderá al flautista. María Espada y Guillermo Peñalver son dos excelentes profesionales, a la altura de esas complejidades».

El concierto se ofrecerá el día anterior, martes, en León, en el Auditorio, dentro de un ciclo organizado por el Ministerio de Educación y Cultura y concretamente por el Centro Nacional de Difusión Musical. En Oviedo se presentará bajo el epígrafe «Sancta Ovetensis. Esplendor musical en la Catedral de Oviedo», con la colaboración del Ayuntamiento carbayón y el cabildo del primer templo asturiano.

María Sanhuesa inició sus investigaciones en los fondos musicales del archivo de la Catedral de Oviedo en 1996. Se trataba de adentrarse en un material muy interesante y proceder a su catalogación definitiva. El proyecto sigue en pie, pero como el volumen es aun mayor del evaluado, se ha optado por ir dándole salida y que sea conocido, que se toque y suene en la medida que es recuperado.