M. SUÁREZ

Los cuentos ejercen sobre los niños, y no tan niños, un «efecto hipnosis» que los deja fascinados. Pero, al escuchar una historia, encuentran mucho más que momentos de entretenimiento. Reciben dones, regalos inmateriales que, en opinión de Paco Abril, «son tan vitales para su desarrollo como el hecho de comer», porque alimentan «el crecimiento interior». Una conclusión fundamentada en 15 años de investigaciones y que hoy expondrá ampliamente en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón.

La conferencia, titulada «Los dones de los cuentos», tendrá lugar a las 20 horas en el centro parroquial San Eutiquio (en Cimadevilla, frente a la iglesia de San Pedro). En el acto, de entrada libre y gratuita, Paco Abril dará a conocer el resultado de un análisis que va camino de convertirse en libro. «Al contar un cuento damos el don del afecto y el consuelo. El de la palabra, porque es una inmejorable inmersión en el habla. El del deseo lector, porque, como decía mi hijo a los 4 años "me entran muchas ganas de saber leer". El del pensamiento, ya que los cuentos ayudan a los niños a preguntarse por qué pasan las cosas...», adelanta el creador de «La Oreja Verde», el suplemento infantil que edita este periódico.

Así, hasta doce dones. «Como el de la empatía, que contribuye a que el niño se ponga en el lugar del otro; el de la identificación con lo que sienten y viven los personajes; el de la atención, que luego tanto agradecen los profesores en clase; el del conocimiento, y el de la imaginación, entendida como la capacidad para ver otras realidades nuevas, otras posibilidades», prosigue. El don de la verdad -«los cuentos acercan a la verdad, aunque puedan parecer mentira»- y el de la fuga -«a los adultos les cuesta concebir que los niños quieran evadirse de la opresión cotidiana y el aburrimiento»- completarían la lista de «regalos» que se reparten con cada historia.

Cuarenta años trabajando con niños le dan autoridad en la materia. Paco Abril estudió Magisterio, hizo teatro y desempeñó distintas responsabilidades en la Fundación Municipal de Cultura. Pero, sobre todo, es un contador de cuentos y sus historias se han escuchado en Europa, América o el norte de África. «Los dones de los cuentos» surge de la reacción que encuentra en su público menudo y de las impresiones que intercambia con los padres.

También ha realizado encuestas en los colegios. Su resultado apunta a que «todos los niños del mundo piden cuentos, se les responde a menudo "no tengo tiempo" y son más madres que padres las que se los leen». Paco Abril espera que la situación cambie. Aunque hace una advertencia al respecto: «Es muy importante contarles historias a los niños, pero siempre que no se caiga en la tentación pedagógica. Los cuentos ya dicen algo de por sí, que los niños van interpretando a su manera. No hace falta añadir moralinas, porque ellos se dan cuenta y pierden interés».