C. JIMÉNEZ

Por primera vez, los paisajes sonoros de un museo cobran forma. Laboral Centro de Arte y Creación Industrial presentó ayer los resultados del proyecto «El arte y su sonido» que próximamente verán la luz a través de un compact disc conmemorativo con cuatro composiciones. Se trata de una propuesta de Laboral en el marco de la exposición «Visualizar el sonido», cuyo resultado es una radiografía sonora del Centro de Arte, donde se mezclan los sonidos generados por las obras que se exhiben con testimonios orales de comisarios de exposiciones, artistas y público. Coordinado por José Manuel Costa en colaboración con Juanjo Palacios, este «mapeado» sonoro de las instalaciones de Cabueñes se ha desarrollado en colaboración con los artistas Óscar de Ávila, Rafael Martínez del Pozo, Ramón Prada y los colectivos «Las CasiCasiotone» y «Mind Revolution».

El director de actividades del Centro de Arte, Benjamin Weil, destacó la aportación de diferentes artistas «del mundo del arte sonoro de Asturias» en este proyecto que nacía en el mes de marzo como taller y con el mismo enfoque que se ha querido trasladar a los visitantes en los últimos meses con la exposición «Visualizar el sonido» comisariada por «Fiumfoto». Como parte de ese proyecto se propuso un concurso de «mixtapes» realizado a partir de las grabaciones puestas a disposición de los colaboradores.

Los sonidos obtenidos proceden del espacio donde se aloja la muestra -la Mediateca Expandida y la iglesia de la Laboral-, así como los que surgen en otros lugares del Centro de Arte y diferentes testimonios orales que han dado lugar a cuatro pistas de unos 15 minutos de duración que resumen ese paisaje sonoro de Laboral. «" El arte y su sonido" es un proyecto que surge de las personas y se devuelve a las personas», explican sus promotores.

De ahí que hayan optado por poner a disposición del público este trabajo a través de un CD de edición limitada. «Son sonidos originales y es información pura», explica José Manuel Costa, crítico y comisario de artes visuales y sonoras y coordinador de la iniciativa. «Lo importante era ser sinceros y grabar todo lo que podíamos», apunta Juanjo Palacios, de ahí que se hayan registrado sonidos de reuniones pero también otros más genéricos del edificio como el ruido de los ascensores o el aire acondicionado. Es, en definitiva, un cómputo de los ecos producidos por toda la actividad que se genera en el Centro de Arte, tanto humana como mecánica.

Sus autores lo definen como un nuevo modelo de «paisaje sonoro», el del arte. «Ha sido un trabajo maravilloso», resume Costa, «infinitamente agradecido» de la generosidad de los artistas.