J. L. ARGÜELLES

El Museo Casa Natal de Jovellanos es desde ayer un centro de referencia para ver algunas obras fundamentales de Antonio Suárez, uno de los grandes artistas españoles de la segunda mitad del siglo XX. La pinacoteca de Cimavilla ha ampliado su ya importante colección de piezas del pintor gijonés, uno de los fundadores del imprescindible grupo «El Paso», gracias a la donación de seis cuadros que documentan el ingreso del creador en el informalismo, el equivalente español y europeo al expresionismo abstracto norteamericano.

Esta donación fue verificada ayer por Pelayo Suárez, hijo del artista, en la inauguración de «La expresión de la materia», una exposición de nueve excelentes obras de Antonio Suárez, entre las que el Museo Casa Natal de Jovellanos incluye sus seis adquisiciones. La muestra estará abierta al público hasta finales de este año, cuando la instalación que dirige Lucía Peláez deberá buscar acomodo a todas estas piezas. Las dependencias han ido quedando insuficientes, a la espera del prometido Museo de Gijón, para albergar las importantes colecciones de pintura y escultura que colman el recinto.

«Éste es el mejor sitio para estos cuadros, en Asturias; así que aquí están, porque es un placer para nosotros», afirmó Pelayo Suárez. La importancia de esta donación es evidente. Baste explicar que, como recordó el hijo del artista, se trata de piezas de gran tamaño, muy representativas de algunos de los mejores momentos expresivos del pintor, que la familia de Antonio Suárez ha conservado durante más de medio siglo. Cuando alguien tan cotizado como el creador gijonés conserva piezas para las que no faltarían seguros compradores, es porque han adquirido un peso especial en esa trayectoria. «Son obras que la familia ha querido tener», hizo resaltar Pelayo. En fin, cuadros sobresalientes que han ilustrado en exposiciones individuales y colectivas una de las aportaciones más singulares del arte español del siglo XX. «Es un momento gratificante para nuestro museo y para Gijón», explico Lucía Peláez en un acto al que acudieron, además de Pelayo Suárez, la alcaldesa, Carmen Moriyón, y el concejal de Cultura, Carlos Rubiera.

Peláez relató la génesis de la pinacoteca del Museo Casa Natal de Jovellanos y cómo la instalación, que recibe unas 60.000 visitas al año, se ha convertido en un instrumento educativo y de desarrollo cultural. Hizo hincapié, en este sentido, en la importancia que han adquirido los fondos de Antonio Suárez gracias a las donaciones de la familia del pintor. Recordó que, junto a esos cuadros, la instalación posee una colección de dibujos y bocetos que permiten estudiar la colaboración de Antonio Suárez con las artes aplicadas.

Estos seis cuadros están fechados entre 1955 y 1972. Hay una obra de 1956, el óleo sobre lienzo «Sin título», en el que hay aún restos figurativos de los que el pintor se desembarazará rápidamente. Un año después, en pleno franquismo, firmará junto a Saura, Millares, Canogar o Feito, el manifiesto de «El Paso». Aquí está también una de las piezas con las que Suárez participó en 1958 en la Bienal de Venecia.