ChronicleClasificación [ ** ]

Dirección: Josh Trank. Guión: Max Landis, sobre un argumento propio y de J. Trank. Fotografía: Matthew Jensen. Intérpretes: Dane DeHaan, Alex Russell, Michael B. Jordan, Michael Kelly, Ahsley Hinshaw, Bo Petersen, Anna Wood, Rudi Malcolm, Luke Tyler, Crystal Donna-Roberts. Nacionalidad: Británica-EEUU. Duración: 84 minutos.

Hace una apuesta relativa por la originalidad y ofrece destellos innegables de imaginación en el argumento y en la realización y de saber el terreno que pisa, pero no llega a culminar sus propuestas y juega con un inconveniente evidente, lo poco atractivo de su planteamiento. Partir de la base de que los adolescentes protagonistas adquieren superpoderes de la noche a la mañana y tratar de mostrar lo que esa circunstancia supone para todos ellos no es precisamente un aliciente, al menos en principio. Y lo cierto es que el director Josh Trank, que debuta en la dirección de largometrajes con apenas 26 años, no ha sabido sacar el máximo partido al respecto.

La suya no es una película vulgar ni despreciable, por supuesto, pero tampoco es todo lo brillante que sería de desear y que algunos han creído ver. Los tres protagonistas, salvo el afroamericano Michael B. Jordan, que tiene una experiencia estimable en televisión, son casi unos recién llegados al cine y se desenvuelven con soltura.

Rodada en gran medida en Sudáfrica, sus comienzos no son demasiado esperanzadores. Se sitúa muy cerca de tres adolescentes, Andrew, Matt y Steve, para seguir sus experiencias cotidianas y dar una visión de su mundo, marcado sobre todo por una evidente inadaptación a su entrono escolar y familiar. De forma brusca, sin embargo, la cinta da un salto tremendo en esas aceptables coordenadas cuando todos ellos adquieren unas facultades telequinésicas, es decir superpoderes, que les convierten en émulos de Superman o de otros míticos superhéroes. Con su mente y poder de concentración su fuerza se multiplica hasta el infinito y pueden volar y moverse entre las nubes. La nota más sorprendente es que esta circunstancia, que tendría una lectura más lógica, por irreal y delirante, en el plano de la comedia o del humor, aquí se plantea en serio, tratando de reflejar las reacciones personales de los tres amigos afectados y poniendo sobre la mesa las contrariedades que les supone. Abre incluso una interrogante respecto a si la decisión que adopta cada uno es la más correcta