Por encima de todo es un homenaje a las fuerzas del orden público norteamericanas, en concreto a las de la ciudad de Boston, representadas por la policía, el FBI y los agentes de protección civil, que se sobrepusieron a los terribles acontecimientos acaecidos en la misma el 15 de abril de 2013, cuando un atentado terrorista acabó, en el transcurso del célebre maratón de la localidad, con la vida de cuatro personas.

Unos hechos trágicos relativamente recientes que han sido llevados a la pantalla grande para poner de manifiesto el excelente trabajo efectuado por unos profesionales de la seguridad que con su perfecto trabajo de investigación, coordinación y entrega total resolvieron una operación de caza y captura sumamente complicada. Un proyecto en teoría loable, por supuesto, aunque en la práctica narrativa no todo lo brillante que sería de desear que se alarga en exceso, hasta los 133 minutos, y que no puede impedir que sufra desmayos en la trama.

Lo acaecido en el desarrollo de la famosa carrera de Boston, que es la más antigua de Estados Unidos, merecía llevarse al cine. Eso nadie lo discute, entre otras cosas porque culminó con la búsqueda y detención de los responsables de hacer estallar las bombas que causaron tanto dolor y tanta muerte en un tiempo récord. Pero también es innegable que podía haber contado con una realización bastante más ágil y un tratamiento más preciso y revelador. En este sentido se advierten errores que no pasan inadvertidos, entre ellos la descripción de algunos de los personajes y la elaboración de todo el engranaje humano que se moviliza para atrapar a unos terroristas que han conseguido escapar del cerco policial y amenazan con atacar en otros puntos. En el lado contrario hay que ubicar la secuencia más elaborada y tensa, que tiene lugar el 18 de abril, al seguir la policía la pista de un rehén que había logrado huir.