Clasificación [ *** ]

Dirección: Martin Scorsese. Guión: John Logan, basado en el libro de Brian Selznick. Fotografía: Robert Richardson. Música: Howard Shore. Intérpretes:Asa Butterfield, Ben Kingsley, Sacha Baron Cohen, Chloe Grace Moretz, Ray Winstone, Emily Mortimer, Helen McCrory, Christopher Lee, Richard Griffiths. Nacionalidad: EE UU. Duración: 126'

Es una exquisita fantasía, apoyada en suntuosos y preciosos decorados y en un deslumbrante aparato estético y visual, que constituye, además, un merecido y brillante homenaje a uno de los más grandes pioneros del mundo del cine, el genial e imaginativo realizador galo Georges Meliés. Martin Scorsese ha puesto su mejor oficio y buena parte de su entusiasmo en esta historia teóricamente juvenil, pero que no tiene ni edad ni fronteras, que nos retrotrae al bullicioso París de los años treinta. Con el sustento de la novela de Brian Selznick, La invención de Hugo Cabret, editada en 2007, ha logrado afianzar en todos sus ámbitos una película que solo tiene un ligero defecto y es que se deja llevar en exceso por la fascinación del director por ese universo de objetos mecánicos, maquinaría de relojería y artilugios de cine que nutren buena parte de los fotogramas.

Este factor, que en nada empaña la historia, no debe restar méritos a una cinta que puede hacerse esta madrugada con buena parte de las candidaturas técnicas, nada menos que once nominaciones, a las que aspira. Los ejes de la película se encuentran tanto en el marco de la aventura que vive el adolescente protagonista,Hugo, en su obsesión por encontrar la llave que le ayude a poner en movimiento el autómata que le legó su padre, fallecido en un desgraciado incendio, como en su lucha diaria en los más recónditos lugares de la estación de ferrocarril de París por escapar de la presión a que es sometido por un jefe de estación que quiere recluirlo en un orfanato.

El muchacho, sin embargo, no está dispuesto a facilitarle la tarea, especialmente cuando conoce a la atractiva Isabelle, una jovencita que tiene en su poder un vínculo fundamental para que Hugo haga realidad sus sueños. Hay, finalmente, una clave esencial y es la presencia de Georges Melies, un genio del séptimo arte que, sin embargo, vive en los treinta en el más absoluto anonimato, vendiendo libros y regalos en la estación.