Nos devuelve con plena satisfacción al realizador Steven Soderbergh, ganador del Oscar por ´Traffic´ y nominado por ´Sexo, mentiras y cintas de vídeo´ y ´Erin Brockovich´, solo cuatro años después de haber dejado la dirección cinematográfica para dedicarse a los telefilms.

Un regreso que ha sido fruto de algo parecido a la casualidad, concretamente que se enamorara de un guión escrito por Rebecca Blunt, una amiga de su mujer, hasta el punto de conseguir poner en marcha el rodaje casi de inmediato. Con unos resultados más que satisfactorios que complacerán a todos los aficionados. Porque el cineasta reitera sus cualidades narrativas con un relato delicioso, que tiene mucho de comedia y que desprende un encantador sentido del humor. Aunque el formato del cine no es lo más importante, Soderbergh es uno de esos autores, un verdadero lujo, del que la pantalla grande no debiera nunca prescindir.

´La suerte de los Logan´ tiene ingredientes que encajan en su mayoría en el policiaco clásico, de hecho es una película centrada en un atraco que sigue las pautas del tema con notoria fidelidad. Lo que pasa es que un material aparentemente impersonal adquiere sus señas de identidad a partir del tratamiento de un realizador que ha dotado a los fotogramas de una dimensión absolutamente personal. Es entonces cuando el producto adquiere su verdadero sentido.

Trabajando de nuevo con Channing Tatum, que fue el protagonista de las dos cintas sobre Magic Mike, que pasaron inadvertidas por los cines españoles, Soderbergh nos sitúa en una Carolina del Norte aferrada a sus tradiciones que va a servir de escenario a un robo tan singular como llamativo.

El cerebro de la operación es Jimmy Logan, un minero divorciado que atraviesa una situación cercana a la bancarrota tras haber sido despedido y con una hija pequeña a la que apenas puede mantener. Está convencido de que puede robar los fondos de una carrera de coches vinculada a la famosa Nascar. Con el apoyo de su hermano, su hermana, un experto en demoliciones y un informático se forma un equipo realmente pintoresco que permite que la sonrisa sea el compañero de viaje del auditorio.