Ofrece motivos para atraer y para interesar y hay que decir antes que nada que su condición de remake de otra película, concretamente de la mexicana 'No se admiten devoluciones', que escribió, dirigió e interpretó el azteca Eugenio Dérbez en 2012 y que fue un éxito mundial, no es un obstáculo que le reste demasiadas virtudes. Por eso esta segunda película del realizador Hugo Gelin, que debutó en el largometraje en 2012 con 'Como dos hermanos', ha logrado una magnífica acogida en Francia y podría tenerla también en el plano internacional.

La presencia al frente del reparto del actor de color Omar Sy, que se consagró con 'Intocable', ha sido una decisión más que acertada, al igual que el rodaje en Londres, decidido a última hora y que sustituyó a la costa francesa de Marsella.

Los únicos reparos de cierto peso están vinculados al excesivo sentimentalismo y a la elevada temperatura dramática de una parte final que intenta provocar a tope la cosecha de lágrimas con el referente de clásicos como 'Qué bello es vivir', 'La vida es bella' y 'En busca de la felicidad'.

El argumento es sobradamente conocido y no sólo porque estemos ante una segunda versión de una película, también porque con otras variantes ha servido de sostén a numerosos títulos. Comienza un día que se convierte en principio en aciago para el protagonista, Samuel, un joven negro seductor que se lo ha montado muy bien y que asiste perplejo al discurso insólito de una joven que se presenta ante él para ofrecerle a un bebé que dice que es hijo de él, fruto de una noche de sexo que disfrutaron hace un año.

Samuel, por supuesto, no está dispuesto a convertirse en padre en semejantes condiciones y seguirá a la mujer incluso hasta Londres, pero el hecho no tarda en consumarse y su existencia experimenta una total transformación en la que se entrega por entero a su condición de especialista de escenas de acción y al cuidado de una pequeña, Kristin, sin más ayuda que la de Bernie, un gay que por amor a él se convierte casi en una auténtica madre.