No es nada despreciable y de hecho representa una aportación a tener en cuenta al clásico cine policiaco en su vertiente europea, con influencias asumidas de autores de la talla del francés Jean Pierre Melville y del norteamericano afincado en el viejo continente Jules Dassin.

Aunque su estabilidad dramática ofrece algunos reparos, que se hacen patentes en una puntual falta de tensión, en buena medida se superan merced a la dirección del vasco Iñaki Dorronsoro, a la creación del ambiente necesario para que el argumento adquiera la estabilidad necesaria y a la interpretación, sobre todo, de Alain Hernández, Luis Tosar, Javi Gutiérrez y Alba Galocha.

Por eso, en el plano conjunto la cinta supera a menudo con creces el aprobado. Algo que tiene una virtud indiscutible al tratarse solo de la tercera película del director, que en 23 años de dedicación a la realización solo ha dirigido otros dos largometrajes, 'El ojo de la oscuridad' en 1992 y 'La distancia' en 2006.

A pesar de que el título remite a un thriller de acción con la consabida parte final en la que el atraco de turno da pie a la persecución de marras, la realidad es bastante distinta. Es cierto que hay algunos ingredientes que van en esa dirección, pero están en segundo plano y supeditados a un factor esencial, la amistad entre un policía y un ladrón en un momento delicado de sus vidas, lo que implica un retrato en profundidad de ambos.

A Víctor, el agente especializado en atracos, no le van muy bien las cosas ni en su trabajo, donde se cuestiona su labor policial, ni en su vida íntima. Y al drogadicto Rápido todavía le marchan peor, por lo que ha entrado a formar parte de la plantilla de una red mafiosa integrada, sobre todo, por exmilitares de la guerra de los Balcanes.

Es aquí donde los dos vuelven a encontrarse, precisamente en el momento en que Víctor trata de camuflarse en la organización criminal. Celebrado el reencuentro, el peso del pasado y las necesidades del futuro les llevan a colaborar en el atraco al Banco de Crédito Suizo, conscientes de que con un solo golpe pueden conseguir dinero para el resto de sus días.