Es otro modesto pero apreciable paso adelante del guionista y director Judd Apatow en su personal concepción de la comedia, un género al que se ha entregado por completo y al que ha aportado unas dosis nada desdeñables de renovación.

Si ya en su debut en la dirección en 2005 con ´Virgen a los 40´ aportó cosas originales, especialmente a la hora de reflejar los problemas cotidianos del protagonista en su deseo de poner fin a una castidad que ha llegado demasiado lejos, ahora incide en un ámbito similar con semejantes ingredientes. El primero y más relevante de todos es que destripa la realidad de la familia de clase media norteamericana valiéndose de conversaciones íntimas plasmadas sin tapujos y sin suavizar arista alguna en materia sexual. Lo hace, además, con notas de ingenio que se valen de un humor a menudo efectivo. Tanto es así que esa tendencia a alargar sus películas, que rebasan bastante las dos horas, se le puede perdonar porque no engendra excesivas lagunas. Teniendo presente, por otra parte, que él solo las dirige, produce y escribe, sería injusto no reconocerle algunos méritos.

Consciente del buen juego que dieron los personajes de ´Lío embarazoso´, que rodó en 2007, Apatow ha optado por utilizar de nuevo dos de ellos, el matrimonio formado por Pete y Debbie, y hasta recurrir a los mismos actores para darles vida, Paul Rudd y Leslie Mann. De esta forma establece previamente un vínculo de conexión con el público que facilita las cosas y que aseguran, en alguna medida, la eficacia de su discurso.

Eso sí, ahora el panorama familiar de la pareja ha cambiado, entre otras cosas porque se han convertido en cuarentones, asumiendo los complejos que esta edad clave comprende, y han de hacer frente a la educación de dos hijas de 8 y 13 años.