El director Juan Antonio Bayona ha inundado literalmente de emociones el auditorio del Festival de Cine Fantástico de Sitges con su película "Lo imposible", en la que narra la historia real de una familia española que sobrevivió al "tsunami" del sudeste asiático de 2004.

Bayona, un habitual de Sitges, ha dicho que la idea de la película surgió cuando la familia que sobrevivió al devastador "tsunami" en la que se inspira, decidió hablar por primera vez tres años después de la catástrofe en un programa radiofónico.

Aquel testimonio fue escuchado por una de las productoras del filme, Belén Atienza, y posteriormente el director entró en contacto con la familia, que decidió colaborar con el equipo "cuando vieron que nuestras intenciones se ajustaban a lo que se esperaba de la historia", ha indicado Bayona.

Luego, ayudó bastante a la decisión final el hecho de que los dos hijos de María se llamaran Tomás y Simón, los mismos de los hijos de Belén Rueda en "El orfanato", primera película de Juan Antonio Bayona.

"Me he considerado un mensajero de una historia que no me pertenece y he intentado relatarla de la manera más fiel posible", ha comentado Bayona, quien contó con la ayuda de la madre real de la familia afectada, María, para "testar" todo lo que se iba grabando.

Sin embargo, es consciente Bayona de que "lo que se ve en la película es el comienzo de lo que se vio en la realidad, y es imposible transmitir todo el sufrimiento de aquellas familias".

No quiso acabar el director la película con el reencuentro familiar en el hospital, sino con ellos en el avión que les lleva a Singapur. "En esa secuencia se ve todo lo que dejan atrás y todo lo que tienen delante, y aparece entonces por primera vez el título del filme, porque lo imposible empieza después".

El inicio, con las linternas de Nochebuena que lanzan los turistas al cielo, ya indica metafóricamente -la de ellos se separa del resto- que la suerte de esa familia será diferente de la de los demás, refiere el cineasta.

Sin embargo, "Lo imposible" "habla de la supervivencia no sólo como una victoria, sino como algo también muy doloroso, y por eso todo el final de la cinta está dedicado a la gente que se quedó".

Como él mismo dice, el enfoque que da de los hechos "mete al espectador en el centro de la tragedia y después lo envía a casa para que piense sobre su propia condición y existencia".

El filme, apunta Bayona, expone el desastre natural, pero también habla de la madurez: "Eso tiene mucho que ver con cómo nos sentimos la gente de mi generación, que fue la primera nacida en democracia en España, y que por eso crecimos sobreprotegidos".

El joven actor británico Tom Holland, que interpreta a Lucas, el hijo mayor de la familia, ha comentado que las primeras seis semanas de rodaje fueron muy intensas y físicas, pues se rodaba la escena de la ola y pasaron mucho tiempo en el agua y bajo ella "intentando aguantar la respiración".

"El rodaje en Tailandia fue más cansado a nivel emotivo, porque tenía que llorar e imaginarme que había perdido a mi madre, pero afortunadamente el director y Naomi Watts (su madre en la película)" me ayudaron mucho", recuerda.

Cuando conoció al Lucas real "no tenía palabras para entender lo que habían pasado y me sorprendió que Lucas estuviera estudiando para ser médico, porque salvó muchas vidas, incluida la de su madre".

Todo el rodaje más técnico relacionado con el agua se desarrolló en Ciudad de la Luz, en Alicante: "Allí rodamos durante un mes la ola, la posterior riada y el periplo de María dentro del agua, pero previamente estuvimos un año entero ideando la manera de rodar en el agua, porque todo el equipo técnico era de aquí, éramos inexpertos y nadie tenía el dinero para hacerlo como los americanos", relata Bayona.

Son en total 100 planos en esa secuencia y cada plano supuso semanas y semanas, recuerda el director.

Se perciben referentes estéticos que el mismo Bayona reconoce, como el Spielberg de "Tiburón" o el cine de Polanski, pero, es lógico, dice: "Uno aprende a escribir con los libros que lee, y yo crecí con esos directores".

Sobre el cambio de registro entre "El orfanato" y "Lo imposible", del terror al drama, Bayona asegura que es bueno "ser imprevisible".

No ha querido desvelar si trabaja en algún proyecto nuevo, pero su cabeza estará centrada en las próximas semanas en la promoción de "Lo imposible" en Estados Unidos, donde se estrenará el próximo 21 de diciembre, y no descarta que, a pesar de "lo complicado que resulta competir con una película hecha aquí", pueda entrar en la carrera de los Oscar, y no sólo en los de carácter técnico.