Uno de los actores que representa al héroe de acción norteamericano por excelencia dio sus primeras pataditas en Alemania. Bruce Willis nació en 1955 en Idar-Oberstein, hijo de una ciudadana alemana que trabajaba en un banco y un soldado de EE UU. Su pasado germano no duró mucho. A los 2 años el escenario familiar se modificó y el niño Bruce empezó sus primeras carreras en Nueva Jersey.

No fue una infancia feliz (quizá por eso le atraen tanto las películas con niños con problemas dentro). Sus padres se divorciaron y en la escuela tuvo problemas de tartamudez. Con la ayuda de un profesional empezó a superar el problema, pero sus pinitos sobre la escena fueron mano de santo. Sin embargo, lo de actuar no entraba en sus planes como oficio.

Primero tuvo trabajos variopintos, incluido el de investigador privado. En Nueva York empezó a tomarse en serio la interpretación: se hizo un todoterreno del teatro y en 1980 salió como extra en un olvidado policiaco de un crepuscular Frank Sinatra. Incluso tuvo un papelito en un capítulo de "Corrupción en Miami". Sin demasiadas esperanzas se presentó a un casting para el papel de David Addison en la serie "Luz de luna", y le tocó la lotería. Su personaje de detective privado socarrón que no se toma nada en serio, pero con porte de galán, que mantiene una tensión sexual explosiva con la gélida Cybill Shepherd, le convirtió en una estrella televisiva.

Blake Edwards quedó encantado de su visión cómica y le fichó para "Cita a ciegas", una hilarante comedia junto a Kim Basinger en la que Willis dejaba claro que la pantalla grande estaba hecha a su medida. Lo que no esperaba nadie es que fuera reclutado para "La jungla de cristal", peliculón de acción pura y dura que marcó un hito en el género e hizo de Willis un nuevo héroe que sangra, se queja, tiene problemas conyugales y se toma las cosas con humor un tanto escéptico. "Yippee-Ki-Yay, hijo de...".A partir de ahí no ha parado de trabajar.

Papeles grandes, pequeños o medianos. Le da igual. Se casó y se divorció de Demi Moore, pero siguen siendo grandes amigos. Dicen que es republicano pero él se considera apolítico. Se tomó con humor su calvicie, y la explota muy bien. Ha hecho películas magistrales ("Pulp fiction", "El sexto sentido", "Ni un pelo de tonto"), buenas, malas, regulares y espantosas. Héroe y villano. Nunca se sabe por dónde va a salir: en los últimos años enlaza bodrios con rarezas ("Moonrise Kingdom") o pequeñas joyas como "Looper", en cartel.