Abraham Lincoln ha estado siempre en el filo de la navaja entre mito y hombre de carne y hueso. Sin embargo, Lincoln atrae la atención del público ahora más que nunca. Quizás sea porque su figura se ha convertido en un símbolo mundial de la esperanza de que se puede manejar el poder juiciosamente.

Quizás porque fue el único presidente de Estados Unidos que trató de sofocar la posibilidad de que se pudiera abolir el gran experimento de una Unión Americana. O quizás sea porque su vida muestra cómo los imperfectos y complicados seres humanos pueden lograr lo que parece increíble e inspirar a aquéllos atrapados por la guerra y por oscuros legados para que cambien de dirección y se lleven bien unos con otros.

La idea de Lincoln y su lado humano poco conocido pero cautivador han atraído la atención del cineasta Steven Spielberg desde que era un niño. Desde entonces, ha leído sobre Lincoln, pensado en Lincoln y ha sido cada vez más consciente de que la intensa y agitada vida de Lincoln está repleta de historias, no sólo inherentes al cine, sino cada vez más relevantes para nuestra época.

"Siempre he querido contar una historia sobre Lincoln porque es una de las figuras más fascinantes de la historia y de mi vida", afirma Steven Spielberg. "Me acuerdo cuando tenía cuatro o cinco años y fui al Lincoln Memorial, lo aterrorizado que me sentí cuando vi esa estatua tan grande en esa silla, pero cuanto más me acercaba, más me cautivaba su rostro. Nunca olvidaré ese momento, que me dejó haciéndome preguntas sobre ese hombre sentado en esa silla".

Cuanto más aprendía Steven Spielberg sobre Lincoln, más crecía esa curiosidad. Como sigue contando Spielberg: "Lincoln guió a nuestro país en sus peores momentos y permitió que los ideales de democracia americana sobrevivieran y garantizaran el fin de la esclavitud. Pero también quería hacer una película que mostrara las múltiples facetas de Lincoln. Era un hombre de estado, un líder militar, pero también un padre, un marido y un hombre que estaba siempre mirando en lo más profundo de su ser. Quería contar una historia sobre Lincoln sin caer en el cinismo o en la idolatría a un héroe y que fuera real en toda la enormidad del hombre que fue en su vida privada y en su lado más bondadoso".

Steven Spielberg es uno de esos personajes que cohibe y genera respeto. De complexión más bien escasa y con la inexorable marca que deja en los ojos el paso del tiempo, Spielberg y su mirada son capaces de ver más allá de las estrellas y más allá del hombre.

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