Adolf Hitler era un gran cinéfilo, acostumbrado a ver una o dos películas diarias, capaz de llorar con "La dama de las camelias" de su adorada Greta Garbo, aunque sus géneros favoritos eran los "wensters" y las comedias musicales.

Estos detalles se revelan en el libro "Hitler en el cine", de Jaime Noguera, que en su primera parte analiza los gustos cinematográficos del "führer" y su influencia en el cine alemán de la época, y en la segunda aborda 101 títulos que le tienen como protagonista.

"Tenía su colección personal de películas y, tanto la residencia oficial de Berlín como la de verano en los Alpes, e incluso los búnkers, estaban habilitados para proyecciones", ha explicado en una entrevista con Efe Noguera, que presenta hoy el libro en Málaga.

Tras la proyección, a Hitler "le gustaba comentar la película con amigos y altos jerarcas nazis", y sus géneros favoritos eran el "western" y "las comedietas musicales sin mucha profundidad pero con bailarinas que enseñasen las piernas".

Admiraba a Marlene Dietrich, que se opuso al nazismo y rechazó el cheque en blanco que le ofreció Hitler para que rodara en Alemania.

Después de ver "Nobleza baturra", también le gustaba Imperio Argentina, a quien invitó, y el resultado fue la coproducción hispanoalemana "Carmen la de Triana", tras la que la actriz recordaba que Hitler era "muy adulador", ha apuntado Noguera.

A Greta Garbo le envió una invitación y esta se planteó aceptarla, aunque desveló a sus amigos que lo haría para intentar convencer a Hitler de que se rindiera y, en caso de no conseguirlo, hacer un "ataque kamikaze" y matar con un cuchillo al líder del Tercer Reich.

Otro actor al que admiraba era Clark Gable, quien recibió una carta de Hitler en la que le abroncaba por haberse alistado en el Ejército de los Estados Unidos y llegaría a ofrecer una recompensa por su captura.

En aquellos años, la producción de cine propagandístico alemán fue escasa "porque se dieron cuenta de que el público no respondía, y a partir de la derrota de Stalingrado (1943) lo que quería era un cine de evasión, de entretenimiento, musicales e historias de amor para olvidarse de la que estaba cayendo en Alemania", según Noguera.

De las 101 películas que ha analizado en el libro, las que se realizan en el lado aliado durante la Segunda Guerra Mundial "presentan a Hitler como una bestia y como un loco".

"A partir de los años sesenta, se pretende algo más que presentarle como la encarnación del mal en la Tierra, explorar su psicología y las motivaciones de un personaje al que le gustaban los animales, era amable con su personal, estaba interesado por el arte y la arquitectura y pintaba acuarelas".

Movido por su sentido del humor, Noguera ha destacado entre las películas incluidas algunas producciones "de serie B" como "Ellos robaron la picha de Hitler", de Pedro Temboury, cuyos protagonistas "intentan crear un clon a partir del pene de Hitler encontrado en un búnker durante unas obras".

También ha descubierto "joyas" en Europa del este, como la comedia checoslovaca "Mañana me levantaré y me quemaré con té", sobre "unos neonazis que viajan en el tiempo para explicarle a Hitler lo que pasará en la Segunda Guerra Mundial" y de esta manera pueda ganarla, pero "se equivocan y viajan a 1944, cuando ya no hay nada que hacer".

Algunas son visionarias, como "El reino del terror de Hitler", de 1934, sólo un año después de su ascenso al poder, o la famosa "El gran dictador" (1940), con Charles Chaplin, "antes de que se supiese lo que Hitler iba a hacer o había hecho, porque todavía no se sabía nada de Auschwitz ni de los campos de exterminio".