Allá por 1997, la revista británica Empire otorgó a Ewan McGregor el puesto número 37 entre las cien grandes estrellas de cine de todos los tiempos. Una decisión arriesgada, teniendo en cuenta que, en aquel momento, el prometedor actor escocés apenas había aparecido en una decena de películas, entre ellas la multipremiada Trainspotting, de Danny Boyle, y la arriesgada The Pillow Book, de Peter Greenaway. Sin embargo, McGregor devolvió con creces la confianza que depositó en él la afamada publicación: en los siguientes años se convertiría en el sucesor de Alec Guinness en la segunda trilogía de La guerra de las galaxias, pondría otra vez de moda el musical con Moulin Rouge y viviría historias extraordinarias en Big Fish de la mano de Tim Burton: "He tenido muchísima suerte", afirma el actor en una suite del hotel Four Seasons en Beverly Hills. "He trabajado con algunos de los mejores directores del mundo. Cuando miro la lista de los que me han convocado, creo que no podría ser mejor".

Sin duda, la razón de que McGregor, que el 31 de este mes cumplirá 41 años, siga manteniendo su vigencia tiene que ver con los papeles que elige. Aunque ha sabido repartirse entre el gran cine comercial y el independiente, ha privilegiado siempre las buenas historias por encima de cualquier otra cosa: "Para mí es muy simple -explica-. Si estás leyendo un libro y no quieres que termine, si te invitan a participar de ese mundo, no vas a querer perderte la oportunidad. Cada vez que tengo esa sensación cuando leo un guión, y puedo imaginarme cómo será el filme en mi cabeza, digo que sí. A veces tiene que ver con el director. Si Polanski me manda un guión, o lo hace Soderbergh o Tim Burton, le presto particular atención. Pero aun así, si no me conecto con la historia que están contando, prefiero pasar".

Indudablemente, en los últimos tiempos el escocés ha encontrado muchas historias que le han atrapado. Hace unos meses encarnó en Begginers, de Mike Mills, a un hombre en busca del amor que descubre que su padre es homosexual (Christopher Plummer, Oscar 2012 al mejor secundario). Y acaba de llegar a las salas la electrizante Haywire, de Steven Soderbergh, en donde tuvo que luchar de igual a igual con la campeona de artes marciales mixtas Gina Carano. En breve estrenará Salmon Fishing in the Yemen, de Lasse Hallström, y en octubre llegará Lo imposible, su colaboración con Juan Antonio Bayona, donde interpreta a un padre de familia que debe lidiar con los efectos del tsunami en Tailandia: "Esa sí que fue una película difícil", recuerda Ewan, y añade: "Fue una gran oportunidad, porque si bien he sido padre durante los últimos quince años, nunca tuve la oportunidad de explorar qué es realmente la paternidad. Esta fue una manera muy extrema de hacerlo, porque además de encarnar a un padre que ha perdido a uno de sus hijos, durante el rodaje pasé muchos meses lejos de mi familia. Por otro lado, fue una experiencia extraña, porque yo tengo cuatro niñas, pero en el filme mi personaje tiene tres hijos varones. Eran todos muy adorables, y de alguna manera se convirtieron durante ese tiempo en mi familia sustituta".

Si algo distingue a McGregor del resto de los actores de su generación es su permanente transitar entre el cine comercial de primera línea y las producciones rabiosamente independientes.

Tras surgir como el actor predilecto de Danny Boyle gracias a una trilogía que incluyó Tumba abierta en 1994, la exitosísima Trainspotting en 1996 y Una historia diferente en 1997, Ewan se distanció de su compatriota y en el 98 encarnó a un rockero glam en Velvet Goldmine, de Todd Haynes. Si bien George Lucas le dio el pasaporte a la lista de actores más solicitados de Hollywood con La amenaza fantasma y las otras dos entregas de Star Wars, el escocés sólo aceptó participar en proyectos muy especiales como Black Hawk derribado, de Ridley Scott; Moulin Rouge de Baz Luhrmann, donde demostró sus habilidades musicales junto a Nicole Kidman, y Big Fish, de Tim Burton .. En los últimos años, brilló en Miss Potter Ángeles y demonios, de Ron Howard, y en El escritor, de Roman Polanski. Su último estreno es el nuevo filme de Steven Soderbergh, Indomable.