Project X es, valga la redundancia, uno de esos proyectos cinematográficos hechos para triunfar en taquilla. No porque el guión sea excepcional, los actores teatrales y la puesta en escena digna de las grandes producciones hollywoodienses, sino porque está hecha por adolescentes, para adolescentes y a base de una gamberrada tras otra.

Un tipo de cine que gana adeptos con cada generación sin dejar la inmediata posterior, que conjuga la superficialidad con la tontería y que jamás pasa por los circuitos de festivales.

Pero el público acude a ver películas de este género llamado teen movie sin complejos y a pagar los ocho euros de la entrada.

Project X es la historia de cómo tres alumnos de último curso de instituto aparentemente anónimos, tratan de darse a conocer. Su idea es inocente: vamos a montar una fiesta que nadie pueda olvidar y llevaremos una cámara para inmortalizarla… pero nada podía prepararles para esta fiesta. Enseguida se corre la voz cuando los sueños se arruinan, los expedientes se manchan y nacen las leyendas.

Project X es una advertencia a padres y policía de todas partes.

Nima Nourizadeh debuta como director en esta película a cargo de un reparto de actores noveles que tuvieron que superar un casting con candidatos de todo el país.

Todd Phillips (saga de Resacón en Las Vegas) corre a cargo de la producción junto a Joel Silver, Scott Budnick, Andrew Rona, Alex Heineman y Marty P. Ewing como productor ejecutivo.

Matt Drake y Michael Bacall escribieron el guión basado en una idea original de Bacall.

Los protagonistas de Project X, noveles todos y con castings hechos gracias a internet, son Thomas Mann, Jonathan y Daniel Brown, con quienes hemos hablado.

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