Los políticos dicen las cosas de una manera que no me entero de lo que dicen hasta que escucho a otro diciendo que lo dicho no es lo que se ha dicho.

Ya empezó todo. Hoy hace una eternidad de todo. ¿Quién se acuerda de la pamema de Paquirrín en la ventana de las uvas con su pescuezo anudado con pajarita? ¿Dónde está la risa falsa, la ridícula elegancia de Isabel Pantoja, el cambalache comercial que la unió a un pícaro Jorge Javier? Incluso aunque repitan estos días el especial en La 1 de José Mota, ya de Zapatero -¿quién es Zapatero, qué fue de este hombre?- ya de Rajoy -¿quién es Rajoy, dónde está este hombre?-, quién recuerda algo.

El vendaval de un año y el vendaval del siguiente es tan activo que nos dicen las cosas en unos segundos de Telediario y apenas nos damos cuenta de lo que nos están diciendo. A veces me pasa eso, que no me entero de lo que dicen hasta que escucho a otro diciendo que lo dicho no es lo que se ha dicho. En el PP tengo a Javier Arenas para que me aclare las cosas.

Cuando lo escucho explicando, o sea, suavizando, lo que han dicho en el Gobierno, y veo que su ceja izquierda sube más de la cuenta, sé que algo gordo, y feo, se nos viene encima. No falla. El apagafuegos tiene un curro desesperante de aquí a las elecciones andaluzas. Otra forma de enterarse es irse a Internet y buscar un vídeo, Soraya y Lisa, Lisa Simpson.

La vicepresidenta dijo hace unos días cosas tremebundas, pero en el fulgor de las fiestas la cosa se esfumó, y uno ni siquiera quiso prestar atención a sus palabras, a su naricilla respingona, a su boquita de solemnes confesiones cuando dijo que se procede a mantener la congelación prevista para Desconecté. ¿Congelación? ¿Subida temporal de impuestos? Lo que de Soraya Sáez de Santamaría no entendía me lo explicaba a las mil maravillas Lisa Simpson. Pillen el vídeo. Está clarísimo.