El Avilés busca un revulsivo: echa a Manolo y Vidales y ficha a Rozada

El club encomienda la salvación al ovetense, que firma para el play-out y la próxima campaña

Javi Rozada, en el Requexón durante su etapa como entrenador del Oviedo. | Miki López

Javi Rozada, en el Requexón durante su etapa como entrenador del Oviedo. | Miki López / Mario Rodrigo, Noé Menéndez

Cambio de rumbo en el Avilés. Tras la derrota de los blanquiazules el pasado domingo ante el Ourense, que condenaba al equipo a disputar el play-out, Diego Baeza llegó a la conclusión de que había que aplicar un revulsivo antes de la eliminatoria decisiva por evitar el descenso. Tras dos días de debate interno, el club anunció ayer la destitución de Manolo Sánchez Murias, entrenador, y Javier Vidales, director deportivo, y encomendó la permanencia a Javi Rozada, como adelantó LA NUEVA ESPAÑA en su edición digital. El ovetense se compromete con el Avilés para los dos partidos que quedan de campaña y para la próxima temporada.

El 0-2 cosechado en casa ante el Ourense acabó de sentenciar a Manolo Sánchez Murias como entrenador del Avilés. Los avilesinos dependían de sí mismos para conseguir la permanencia, necesitando tan solo un empate, pero el equipo dejó una imagen muy pobre y finalmente cayó derrotado, teniendo que jugarse la permanencia en el play-out ante el Manchego. Tras esa derrota Baeza ya empezó a plantearse la destitución de Sánchez Murias, aunque no fue hasta el lunes cuando se aceleraron las cosas. El gijonés no quería tomar una decisión en caliente, consciente de que si firmaba un nuevo entrenador se comprometería también para la próxima campaña, pero tras hablar el lunes con Rozada finalmente tomó la decisión de renovar al encargado de su banquillo.

Ayer el ovetense acabó de dar el sí al presidente blanquiazul, que se puso en contacto con Sánchez Murias y con Javier Vidales, director deportivo, para transmitirles la noticia y anunciarles la decisión de dejar de contar con sus servicios. El anuncio del ovetense finalmente se hizo alrededor de las siete de la tarde.

El objetivo del club es que Rozada sea el revulsivo que necesita el equipo para darle la vuelta a la delicada situación en la que se ha metido. El entrenador ovetense se caracteriza por su carácter a la hora de transmitir sus ideas, algo que ha convencido a los blanquiazules para darle las llaves del banquillo del Suárez Puerta. De hecho, ayer el técnico ya tenía en mente el discurso que quería transmitir a su plantilla, para levantar los ánimos y encarar de la mejor manera los dos partidos que tienen ante el Manchego.

El nuevo entrenador del Avilés Industrial dirigirá hoy su primer entrenamiento, a puerta cerrada, en el Suárez Puerta, con la vista puesta en el partido en Ciudad Real, el domingo al mediodía. El técnico asturiano dirigió unos meses al Oviedo en Segunda División. Había estado previamente dos años en el filial azul, al que subió de Tercera a Segunda B, categoría esta última en la que también dirigió al Racing de Santander y al Lealtad.

Junto a Sánchez Murias también se va del Avilés Vidales, que era hasta ayer director deportivo del club y una de las figuras más criticadas por los aficionados. Por el momento, el club descarta fichar a alguien para el puesto, ya que el elegido dependerá de la categoría que ocupen los blanquiazules a final de temporada. Eso sí, la decisión de desprenderse del astorgano ya estaba tomada desde hacía semanas, dado el pobre rendimiento que ha dado la plantilla confeccionada por él.

Sánchez Murias llegó al Avilés tras el despido de Emilio Cañedo, técnico que la pasada campaña rozó el ascenso a Primera Federación. El entrenador ovetense arrancó está campaña en el banquillo del Suárez Puerta, pero los resultados acabaron condenándole, algo que se ha repetido con el gijonés. Sánchez Murias se hizo con las riendas del equipo en la duodécima jornada de liga y se va tras un balance de 8 victorias, 6 empates y 9 derrotas. Además, la racha de resultados del equipo era preocupante, con tan solo una victoria en los últimos siete encuentros. Durante esos partidos el Avilés solo pudo vencer al Covadonga, equipo que ha acabado descendiendo, y empató en casa ante el Marino. A eso se suma las sensaciones que dejaba el equipo, que hacía presagiar lo peor.

Ahora Rozada tiene cuatro días por delante para preparar la eliminatoria vital ante el Manchego. Los blanquiazules se enfrentan este domingo a las 12.00 horas al conjunto de Ciudad Real, mientras que la vuelta será el domingo 19 las 18.00 horas en el Suárez Puerta, como se confirmó ayer. La eliminatoria, que no tiene en cuenta los goles de fuera de casa, decidirá si los avilesinos acaban descendiendo a Tercera Federación o si consiguen la permanencia en su actual categoría.

Caballero por Herrero en 2000, un precedente de mal recuerdo

No es la primera vez que el Avilés realiza una maniobra tan arriesgada como el cambio de entrenador en víspera de una eliminatoria decisiva por la salvación. Ya lo hizo en 2000, cuando, con José María Tejero al frente de la entidad y Ulpiano Cervero en la dirección deportiva, optó por relevar a Ángel Herrero después de caer en la primera eliminatoria de permanencia en Segunda B contra el Talavera (3-1 en tierras toledanas y 1-0 en el Suárez Puerta). De aquella solo bajaba uno de los cuatro implicados, con lo que los blanquiazules tenían una segunda oportunidad, ante el Novelda. El club dio entonces el volantazo: despidió a Herrero y entregó el equipo a Isidro Caballero, escudado por Luis Mingote padre. La cosa no salió bien. En el partido de ida, en la localidad alicantina, el Avilés perdió 1-0. El Suárez Puerta vio un buen comienzo de los locales, que igualaron la eliminatoria antes de venirse abajo en la segunda parte (1-1) y acabar en Tercera.

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