David de Jorge (Hondarribia, 1970) es una fuerza de la naturaleza. Un hombre con una energía desbordante y un humor franco y expansivo que le han convertido en un cocinero de prestigio y una estrella de la televisión. Con una personalidad así y siendo cocinero vocacional desde la infancia, resultaba inevitable que su relación con la comida se basara en el placer. Y, claro, el precio de la factura fue muy alto: pesaba 267 kilos a los 42 años. La vida se le hizo tan complicada, tanto en términos prácticos como de salud, que tuvo que tomar la decisión de adelgazar, y hacerlo también en términos desmesurados.

Dos años después, ha perdido 136 kilos. En medio, un balón gástrico y una operación de reducción de estómago. El método, por supuesto, fuerza de voluntad, la ayuda indesmayable de su familia y sus amigos y ponerse en manos de los médicos.

"Ahora me encuentro mucho mejor. Peso 131 kilos y tengo que seguir adelgazando, pero ya de una manera más sosegada. Es una lucha día a día que me acompañará toda la vida", explica. Pero, aunque parezca paradójico, su relación con la comida ha cambiado para mejor. "Ahora aún disfruto más, de todo: de comprar, de cocinar, de crear nuevos platos... Pienso que soy mucho mejor gourmet que antes". Esa motivación especial le ha llevado a publicar un libro, en colaboración con su amigo y maestro Martín Berasategui: Más de 100 recetas adelgazantes pero sabrosas (Ed. Debate).

"Hay quien lo ve como un contrasentido -admite-, porque ninguna comida adelgaza. Pero surge de la necesidad de seguir disfrutando al alimentarse. Todo el que hace dieta tiene la sensación de que conduce por una carretera aburrida mientras ve una autopista paralela en la que circula todo aquello a lo que ha tenido que renunciar. La intención al hacer este libro ha sido crear recetas sencillas y suculentas para que la comida de cada día siga teniendo color y sabor. Que el que come sabiendo que tiene que adelgazar no piense que se le ha acabado todo el placer. Y que mientras come uno de estos platos no desee otra cosa que lo que está comiendo".

Veinte mandamientos...

Además de un compendio de recetas, el libro incluye también un preámbulo de motivación que detalla la divertida y positiva visión con la que el gran chef enfoca la vida:

1 Quiérete mucho. Lo que los demás piensen de ti te la trae floja.

2 Ahora lo más urgente es no tener prisa. Tardaste en engordar, ten paciencia para adelgazar.

3 Busca la comida fresca, la tranquilidad y la alegría.

4 Aléjate de la gente tóxica, haz tu contabilidad y rodéate de los que merecen la pena. Si tu entorno es un caos, cámbialo.

5 A veces no hay respuesta en tus kilos. Acéptalo y avanza en tu objetivo de bajar peso.

6 Sonríe, hay problemas peores que el tuyo. Date un voltio por un oncológico y alucinarás en cinemascope.

7 Eres caprichoso, sí. Pon más lonchas de jamón en el bocata y olvídate de untarle mahonesa.

8 Eres finolis, sí. Cómete la cereza del pastel y no el pastel.

9 Eres paciente, sí. Espera con más calma a que todo el mundo se sirva en la mesa.

10 Eres participativo, sí. Comentando lo rico que está todo lo que comes y bebes.

11 Eres enamoradizo, sí. Vive con más intensidad para que cualquier emoción doble tu consumo de oxígeno.

12 Desconfía de quien nunca se dio el gustazo de comportarse en la mesa como un animal. De esa forma averiguas tus límites privados y la delgada línea que separa al gourmet del zampabollos.

13 Huele los alimentos, olfatea, disfruta de la textura, del aroma. Cierra los ojos y guíate con la boca. Paladea todo con agrado. Busca tu gusto. Siente. Observa. Recuerda. En lugar de reducirte, amplía. En vez de tragar, mastica.

14 Una vez iniciado el proceso de alimentarte con sentido común, parecerá que comes por primera vez y te convertirás en una tabla rasa. Lo borras todo, no hay registros. Todo sabe increíble. No encuentras antecedentes en el archivo y decidirás si te gusta. Gozarás con todo lo que te rodea. Te divertirás como nunca comiendo.

15 Desayuna por encima de todas las cosas. Sí, D-E-S-A-Y-U-N-A. Es la mejor comida del día, la raíz que permite que tu árbol esté vivo, tenga ramas y hojas y crezca sano. No te lo saltes por nada del mundo. Come algo a media mañana, almuerza, merienda y cena temprano. Dormirás como un cartujo. Métete con un poco de hambre en la cama y experimenta la sensación gozosa de amanecer con apetito. Cambia tu rutina y tus malos hábitos y no podrás escapar de este bucle saludable.

16 Cocinar es la mejor inversión a largo plazo que podrás hacer para ti mismo y los tuyos. En cada gesto se nos va la vida. Cúrratelo para que merezca la pena.

17 Encuentra las recetas que te permitan vivir mejor. Este libro es una mina.

18 Controla tu peso. No pierdas nunca el contacto con tu báscula. J-A-M-Á-S.

19 Si sumas, resta. Si restas, date un premio. Ayer cené carne asada y patatas, tomé pastel. Perfecto. Mañana come ligero, fresas de postre. Esta semana bajé un kilo. ¡Eres un titán! Date el gustazo y cómete algo emocionante, el chorizo de Pamplona en bocadillo es lo más.

20 Haz ejercicio. D-E-P-O-R-T-E. Camina. Nada. Monta en bici. Pasea. Corta el césped. Poda el seto. Anda por la orilla de la playa. Folla más con tu pareja o con la vecina o con tu compañero de piso, mejor con todo el equipo de waterpolo. Saca el perro a pasear y que vuelva a casa sacando la lengua. Pero mueve el culo y gasta la zapatilla. Suda y sufre un poco, mamón. O mamona.

...Y un dogma de fe

Si eres obeso, busca ayuda profesional para acabar con esta pesadilla. De este lío no saldrás solo. Échale valor; si te lo propones, puedes. Tendrás que currar como un caimán, pero volverás a nacer. Recobrarás las ganas de vivir. Volverás a respirar por la nariz. Saltarás de la cama con las pilas a cien. Si te olvidaste de ti mismo por demasiado tiempo, da igual. Eres obeso, ¿no?, pues necesitas un médico. Sí, un M-É-D-I-C-O. Repito, un M-É-D-I-C-O. Levanta el culo del sofá, búscalo y hasta la victoria, vencerás.