Muchas veces necesitamos volver a calentar platos que ya hemos cocinado; o bien porque hemos preparado más de la cuenta y no queremos tirarlo, o bien porque lo cocinamos con antelación para luego comer un 'tupper' en la oficina.

Recalentar se convierte en una útil estrategia para ahorrarnos tiempo en la cocina y aprovechar los alimentos ya preparados. Pero hay que tener en cuenta una serie de consejos a la hora de calentar de nuevo un plato con el fin de conservar su sabor y sus propiedades. Por ejemplo, una regla básica es que debe aplicarse una temperatura de unos 70ºC en el interior de la comida para garantizar la destrucción de microbios.

¿Cuántas veces se puede recalentar un plato?

Lo ideal es recalentar sólo una vez los alimentos ya que la calidad disminuye cada vez que se recalienta por lo tanto, es aconsejable recalentar aquella porción que realmente vayamos a ingerir. Si no tenemos intención de comer lo que sobra de un plato en 3 o 4 días, debemos congelarlo para que no pierda propiedades.

¿Cuáles son los mejores platos para recalentar?

Si vas con el tiempo justo y prefieres dejar preparada la comida para la semana debes saber que los platos que mejor se recalientan son los guisos, los purés, los caldos, las carnes o pescados guisados, los arroces y la pasta. Las sopas, caldos, salsas... deben llevarse hasta la ebullición, siempre y cuando ésta no afecte a la textura del plato.

Fotos: Getty Images

El microondas, la manera más sencilla de recalentar

El microondas es la manera más rápida y sencilla de recalentar un plato, sobre todo si sólo queremos una ración. Es fundamental elegir el programa de calentamiento idóneo. Si no controlas bien el electrodoméstico, calienta a una potencia o tiempo menor para que no te pases y la comida quede reseca. Hay que poner especial cuidado en remover los alimentos a mitad de la cocción para eliminar posibles zonas frías, donde las bacterias patógenas podrían sobrevivir.

¿Hay que tapar lo que calentamos en el microondas?

La respuesta es sí. La mejor opción es cubrir el plato con la tapa especial del microondas, que consta de pequeños orificios para que circule el aire. Si utilizamos un 'tupper' o cualquier otro recipiente de plástico, debemos asegurarnos de que es apto para microondas, mirando el símbolo en su base o en su tapa.

También podemos utilizar recipientes de cristal o cerámica sin ningún adorno metálico. Antes de meter la comida en el microondas hay que removerla bien; si queremos que la comida quede esponjosa, podemos añadirle unas gotitas de agua o un chorrito de aceite para que no se deshidrate.

El fuego, más tiempo pero más sabroso

El horno o el fuego son otras maneras de recalentar comida, pero más lentas que el microondas. Fotos: Getty Images

Las comidas suelen quedar más ricas si utilizamos los fogones para recalentarlas. Lo negativo es que implica ensuciar más enseres y esperar más tiempo para poder comer, pero si tenemos que calentar varias porciones puede resultar incluso más económico que usar el microondas. Un buen truco para que la comida no se reseque es echarle media tacita de agua o un chorrito de aceite para que no se pegue.

El horno, ideal para estofados

Los alimentos más adecuados para recalentar en el horno son carnes o pescados en salsa, estofados, pizzas, empanadas... El punto negativo es que el horno consume mucha energía y además es más lento que el microondas o los fogones, pero merecerá la pena si queremos recalentar mucha cantidad de comida.