San Juan de la Arena / Soto,

Ignacio PULIDO

La angula posee un gran poder de atracción. Goza de un público fiel que no suele fallarle, ni siquiera cuando la situación económica parece ir de mal en peor. Desde ayer, siete hosteleros de San Juan de la Arena, Soto del Barco y del Alto del Praviano celebran la vigésimo sexta edición del festival gastronómico de este alevín. Las previsiones parecen haber quedado cortas en muchos restaurantes, que incluso han decidido establecer varios turnos para que nadie se vaya del concejo sin tener el placer de degustar este manjar.

Al igual que sucedió el año pasado, los hosteleros han optado por celebrar el festival durante el primer fin de semana de marzo, coincidiendo con el fin de los días hábiles de pesca para las embarcaciones anguleras. «Los pescadores de a pie seguirán faenando a lo largo de todo el mes», precisa Gonzalo Gutiérrez, del restaurante El Pescador, quien señala que «durante el último oscuro se registró un incremento de las capturas». Asimismo, el hostelero sotobarquense sostiene que, si bien los alevines son algo más delgados que en otras ocasiones, sus cualidades son excepcionales.

Hace alrededor de dos meses, Agustín Riesgo, cocinero del restaurante El Sibarita, comenzó a recibir la llamada de clientes interesados en conocer las fechas del festival. En su agenda se acumulan las reservas. Tal es así que, un año más, tendrá que establecer dos turnos para servir las comidas. «Para ser viernes está muy bien», reconoce. No es para menos. En una pared de su cocina, clavado a un tablero, figura un croquis trazado con bolígrafo de color azul. Se trata de un pequeño plano que representa la distribución de su comedor, donde ya no cabe un alfiler y aún son las dos de la tarde. «El año pasado llegamos a servir cuarenta kilogramos de angula. Creo que en esta ocasión podemos rondar esa cifra de nuevo», precisa.

Algo similar sucede en el restaurante Ría del Nalón, del hotel palacio de La Magdalena. Andrés Álvarez, director del complejo hostelero, afirma que su comedor estará completo durante todo el festival. «Estamos registrando una gran afluencia. Está muy animado», reconoce. Álvarez comenta que, en el caso de seguir recibiendo reservas, se optará por habilitar nuevos salones. «No queremos dejar sin angula a ningún cliente», subraya y añade que «el hotel está al completo». «Mucha gente prevé hospedarse durante los tres días para disfrutar todas las jornadas del menú del festival», enfatiza.

Por su parte, Gonzalo Gutiérrez señala que este año se respira cierta incertidumbre. «No me atrevo a aventurar pronósticos. El jueves, de imprevisto, numerosos comensales se adelantaron al inicio del festival», matiza. Gutiérrez comenta que durante esa noche sirvió un kilogramo de angula. «Ni siquiera nos esperábamos vender esa cantidad antes del viernes», reconoce.

A pesar de que durante el festival los hosteleros adoptan precios más «democráticos», 49 euros la cazuela y 68 el menú, hace tiempo que la angula es un producto sólo al alcance de economías más saneadas o de paladares a los que no les importa permitirse el capricho. Dos asistentes avilesinos, que han preferido mantener su anonimato, señalan que «la angula del Nalón bien merece la visita». «No es necesario describir sus cualidades gastronómicas. Se trata de un producto de la región por el que hay que luchar», sostienen. Inocencio Cuesta y Margot Rodríguez, un matrimonio avilesino, son asiduos del festival desde hace seis años. «Nos encanta la angula», subrayan y comentan que su plan para ayer en el bajo Nalón era tan sólo disfrutar de la comida.

La angula, un placer culinario que se escapa a la mayoría de los mortales, parece ir encaminada a cosechar un nuevo éxito de atracción en un año en el que las capturas no están acompañando a los pescadores.