Una buena alimentación es sinónimo de salud. Hablar de la pasta nos hace pensar casi instantáneamente en las románticas ciudades italianas: la inmensidad artística de Roma, un paseo en góndola por las “calles” venecianas, una forma de hablar cercana a la música y apoyada en el gesto... y un sinfín de delicias al dente.

Sin embargo, en su origen no es un producto exclusivamente italiano, sino que desde siempre se ha usado en diversos países mediterráneos. Lo que ocurre es que fueron los italianos quienes hallaron la fórmula que permitió su conservación y, en consecuencia, su comercialización a escala industrial.

Conseguir el punto exacto de cocción de la pasta no es tarea fácil. El tiempo necesario varía en función del tipo de pasta, su grosor, el tamaño... Lo que sí son condiciones generales es que deben cocer en abundante agua, sin tapar el recipiente, removerse con una cuchara o tenedor de madera y es necesario escurrirlas bien cuando estén ya cocidas.

Tallarines con pollo

Así se prepara:

El pollo se corta en trozos pequeños, que se rebozan en harina y se rehogan en una cazuela con aceite caliente.

En una sartén con un vaso pequeño de aceite se sofríe el jamón o tocino troceado, se añade la cebolla, picada muy fina y, una vez frita, se incorporan también los tomates pelados, limpios y en trozos, así como el pimiento un poco asado para poder pelarlo, sin semillas y en cuadraditos.

Se cocina todo a fuego moderado. El pollo se rocía con el vino, se le añade la fritura de la sartén, se rectifica de sal y se deja cocer a fuego lento.

Entre tanto, se cuece la pasta en abundante agua hirviendo con sal. Cuando esté, se escurre y se mezcla con el pollo. Se sirve todo caliente en una fuente.

Ingredientes para 4 o 5 personas

1/4 kg de tallarines, 1 pollo de un kilo, 200 g de jamón o tocino, 1 pimiento rojo, 1/2 kg de tomates, 1 vaso pequeño de vino blanco, harina, 1 cebolla, aceite, sal.