Presidente de la IGP Vino de Calidad de Cangas

Corias (Cangas del Narcea), Pepe RODRÍGUEZ

Juan Manuel Redondo Losada, enólogo de 46 años, se ha convertido en el presidente del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vino de Calidad de Cangas. Ejerce como director técnico de la bodega Monasterio desde su fundación, en el año 2000, y ahora tendrá la labor de liderar al conjunto del vino cangués hacia la Denominación de Origen.

-¿Cuándo dispondrá el vino de Cangas de su Denominación de Origen?

-Los trámites están cumplidos desde final del año pasado. Se formaron tres grupos de mayor a menor interés, estamos en el tercero por tamaño, y habrá que ser pacientes. Creo que de aquí a un año se resolverá, aunque puede ser un poco antes o después, nunca se sabe.

-¿Qué implicará esa etiqueta?

-Es un marchamo de calidad, el consumidor así lo asocia. Y te coloca en el mapa del vino en general.

-¿Están sufriendo recortes por efecto de la crisis?

-En promoción, por lo menos, el Principado no ha puesto dinero este año. Hablamos de unos 15.000 o 16.000 euros que se utilizaban para subvencionar la fiesta de la vendimia, para ir a ferias... para todas estas acciones promocionales de los vinos en conjunto. Este año esa línea es de cero euros. Luego está el tema de la administración y el control, que vamos a intentar mantener y optimizar.

-¿Cómo afectan esas pérdidas de subvenciones a la IGP?

-Es complicado porque cualquier consejo regulador, no sólo nosotros, vive mayoritariamente de las subvenciones, ya que a nivel de cuotas de bodegas y viticultores y en la venta de contraetiquetas la recaudación es mínima. Se planteaba subir las cuotas, pero, aunque lo hiciésemos al 100 por ciento íbamos a tener el mismo problema. Yo creo que la solución no iría por ahí.

-¿Y cómo van a afrontar, entonces, esos ajustes económicos?

-Habrá que economizar y reducir gastos, optimizar los recursos que tenemos.

-Piden al Ayuntamiento un local municipal para su actividad, ¿cómo va esa negociación?

-Hace ya dos legislaturas que nos lo prometieron. Es una de las cuestiones más importantes que tenemos que tratar con el alcalde. Debemos ser el único consejo regulador, no sé si de este país pero de Asturias seguro, que paga el local que ocupa. Tampoco necesitamos grandes cosas, sino un pequeño local para tener la sede administrativa de la asociación.

-¿Cuáles serán las líneas maestras de esta etapa de la IGP?

-Creo que la consolidación de lo que ya hay. Mantenimiento y crecimiento del viñedo. Estoy hablando de intentar aumentar la superficie de viñedo.

-¿Que superficie se dedica hoy al vino de calidad de Cangas?

-En torno a 30 hectáreas.

-¿Y cuál es su objetivo?

-Tenemos 211 hectáreas de superficie de derechos en toda la Indicación Geográfica. Ese sería el tope hipotético, nuestro techo.

-¿Qué grado de calidad tiene el vino de Cangas actualmente?

-Creo que hay mucha diferencia entre las primeras elaboraciones y las que hay ahora mismo. Se fueron afinando los métodos, se fue trabajando, sobre todo, con los viticultores, para que provean una uva de calidad. Separando variedades, recogiendo en el momento óptimo de maduración, manejando el viñedo mediante buenas podas y buenos tratamientos fitosanitarios. Eso ayuda a que en las bodegas entre uva de calidad. Luego, los métodos en bodega también mejoraron: de no tener depositos o tenerlos viejos a los de acero inoxidable, con sistemas de control de temperatura, barricas de roble... todo se nota en la calidad de los vinos que salen al mercado.

-Y este vino de calidad, ¿en qué se diferencia del viejo vino de Cangas?

-Hablamos de un vino atlántico, que son vinos ligeros y frescos, con graduaciones muy decentes, cuando siempre se dijo que el vino de Cangas no tenía grados. Haciendo cosas bien en viñedo y recogiendo por variedades se pueden sacar vinos de calidad. A la vista está.

-¿Aprecia la IGP un reconomiento a esta calidad?

-Cada vez más, sí. Desde el inicio, cuando arrastrábamos la mala fama del vino de Cangas, a donde estamos ahora hemos hecho un gran camino en positivo. Es claro que estamos más reconocidos y llama la atención por fuera el nivel de calidad que estamos cogiendo.

-¿Es cierto que de la uva albarín blanco, autóctona, se puede conseguir uno de los mejores vinos blancos de España?

-En España tampoco es que haya grandes variedades blancas. Dos o tres. De pronto aparece una variedad, en la que empezamos con 500 kilos porque no había tradición, y se comienzan a hacer elaboraciones que, enológicamente, además de ser propias de la zona, son de enorme calidad. Aún estamos descubriendo la variedad, no hemos llegado al tope máximo de la misma. Nos está dando satisfacciones y más que nos va a dar.

-El futuro del vino de Cangas, ¿es tinto o blanco?

-Los dos. La gente está empeñada en que el blanco, el blanco... pero también estamos haciendo buenos tintos. Debemos trabajar las variedades propias que tenemos y convertirlas en buenos vinos. De un carrasquín, de un verdejo negro, de un albarín negro se pueden sacar unos vinos excepcionales y que, además, ahora los está demandando el mercado; vinos más atlánticos, menos cargantes y más fáciles de beber.

-¿Cuántas bodegas están acogidas a la IGP?

-Somos siete y hay una octava en proyecto.

-¿Cuánta producción hay?

-Se están metiendo unos 100.000 kilos, que vendrían a ser unas 100.000 botellas, más o menos, pero hay vinos que van a barrica, otras elaboraciones, no todo va al mercado en el mismo año. Las viñas que se plantaron de blanco hace cuatro o cinco años empiezan ahora a producir en firme, e irán a más.

-¿Hay mercado para estas botellas?

-Yo creo que sí. Hay que trabajarlo mucho y tenemos que luchar contra la mala fama de la que hablaba antes. La hostelería es muy reacia en Asturias a chatear, quitando Cangas. Cada vez se bebe más en restaurantes, algo que hace unos años parecía imposible. Hay cadenas de hostelería que lo potencian.

-Hay quien opina que es caro...

-Estamos en la línea del Bierzo o de la Ribeira Sacra, que son zonas similares, tanto por la zona como por los tipos de vinos que hacemos. Los precios se sitúan entre seis y ocho euros. No somos caros.