Myriam MANCISIDOR

Lola Sánchez nació en Murcia, pero ya se presenta como avilesina. Hace 24 años se casó con Justo García y con él encaminó sus pasos hacia la cocina de una sidrería de Villalegre: Yumay. Con la ayuda de su suegra y también de sus cuñadas aprendió recetas de potajes, y ahora es una defensora de los platos olvidados. De ahí que Lola Sánchez haya sido elegida para entrar en el Club de las Guisanderas de Asturias, un colectivo que trabaja con un objetivo: salvaguardar la cocina tradicional. La hostelera Lola Sánchez es así, desde ayer, la primera avilesina que ingresa en este colectivo que suma más de 35 socias de toda la región.

«Me siento muy halagada, para mí ha sido una gran satisfacción que me propusieran pertenecer al Club de Guisanderas dado que siempre utilizo en la cocina productos de la tierra», manifestó Sánchez horas antes de participar en una gala en la que se entregó el premio «Guisandera de oro» a Ymelda Moreno de Arteaga, presidenta de la Buena Mesa de España. Carlos Guardado, avilesino delegado de la «Chaine des Rotisseurs» en Asturias, fue el encargado de glosar a Moreno de Arteaga.

En este marco, Lola Sánchez se hizo guisandera con título. «Tengo que agradecer mucho a la familia de mi marido lo que me enseñó: la cocina del sur es muy distinta a la de aquí», subrayó la hostelera, que después de un cuarto de siglo en Avilés ya tiene entre sus platos una receta preferida: la parrillada de marisco.

Aunque Sánchez es la primera avilesina en el Club de Guisanderas, la comarca cuenta con otras dos cocineras «diplomadas»: Isabel Morís, de la Tenada (Illas) y Ramona Menéndez, de Casa Belarmino (Manzaneda, Gozón), que como Lola Sánchez se estrenó ayer en el Club que dirige Amada Álvarez.