Los honores de la ciudad: Premio a Atención Primaria por los cuidados "del día a día"

Los sanitarios de La Calzada, el único centro de salud de Asturias con dos sedes, esperan que la Medalla de Plata a la atención primaria les dé "más visibilidad": "Nuestro trabajo también salva vidas"

Por la izquierda, Patricia Gil, Natalia Fernández, Beatriz de Celis, Leticia Ordóñez, Fátima Ramos, Montserrat Nicolás, Ana M. González, Alicia Rodríguez, Jesusa Fernández, Javier Pérez, Sara Yebra, Alfonso García, Montserrat Lourido, Alba Fernández, Arancha Muriel, Leticia Sandoval, Cristina Díaz, Ernesto Martínez, Laura García, Priscila Cabrero, Helena Hierro, Esther Álvarez y Montserrat Mier, a la entrada del centro de salud de La Calzada II.

Por la izquierda, Patricia Gil, Natalia Fernández, Beatriz de Celis, Leticia Ordóñez, Fátima Ramos, Montserrat Nicolás, Ana M. González, Alicia Rodríguez, Jesusa Fernández, Javier Pérez, Sara Yebra, Alfonso García, Montserrat Lourido, Alba Fernández, Arancha Muriel, Leticia Sandoval, Cristina Díaz, Ernesto Martínez, Laura García, Priscila Cabrero, Helena Hierro, Esther Álvarez y Montserrat Mier, a la entrada del centro de salud de La Calzada II. / Ángel González

Aunque aún de vez en cuando aparece algún paciente despistado que quiere pedir cita en el «ambulatorio» y hablar con una «ATS», desde la atención primaria gijonesa, flamante Medalla de Plata de la villa, creen que los centros de salud sí han logrado en estas últimas décadas asentarse como lo que son: el «corazón» de una atención sanitaria que, inmersa en su tecnologización, tiene en la medicina familiar su principal apoyo humano. «Nuestra mejor tecnología son las personas, profesionales que conocen a sus pacientes y los acompañan durante toda su vida. Yo he tratado a niños que ahora son mayores y tienen hijos», señala Javier Pérez, director del centro de salud de La Calzada.

Pérez es director desde hace unos meses –es una figura relativamente nueva creada por la consejería de Salud– pero llevaba ya siendo coordinador desde 1994 y ha visto, por tanto, la evolución de un barrio que es único en cuanto a asistencia sanitaria, con dos centros separados –La Calzada I y La Calzada II– que aglutinan a unos 60 trabajadores. Es el único centro duplicado de esta manera en Asturias. «Somos como una pequeña empresa», presume el director, que bromea denominándose a sí mismo algo así como responsable «vitalicio» del complejo. Hace 30 años, recuerda, «aún no estaba muy clara la organización» de lo que estaba aún por convertirse en la atención primaria actual. «Se tenía que abandonar aún del todo el modelo de ambulatorios, que hicieron una labor importante en su contexto, atendiendo en dos horas a un montón de pacientes, pero que ya no era lo que la gente necesitaba. Creo que, aún hoy, no todo el mundo entendió qué supuso ese cambio», valora.

La medicina de familia, entiende Pérez, quizás se considera menos «espectacular» que la especializada, y cree que eso hace que, en el imaginario colectivo, resulte menos llamativa. «Por eso, una de las cosas que más valoro de esta medalla es la visibilidad que nos va a dar. En atención primaria hacemos muchas cosas a diario que no se ven: que yo trate a un paciente diabético y evite que en el futuro le amputen una pierna no se ve, pero es importante, eso también salva», razona el facultativo.

La renovación tecnológica de los Caruaps y el avance de la enfermería, los grandes retos

Iván Pidal, responsable de Salud Pública y Atención Primaria en el área sanitaria V, define como «un honor inmenso» un reconocimiento «que premia a todo el equipo» y que, por surgir del Ayuntamiento, confía en que «dé fuerzas» a los profesionales. «Vivimos momentos muy duros en estos años y ese reconocimiento que tuvimos en su día parece que cayó un poco en el olvido. El esfuerzo fue inmenso; hubo profesionales jubilados que pidieron reincorporarse en la pandemia para ayudar. Fue un momento crítico para todos, pero también un aprendizaje, y no se me ocurre un reconocimiento mayor que este», agradece.

La medalla, además, llega en otro momento de cambio en la atención primaria local con la implantación de los llamados centros de alta resolución o Caruaps. «Con este modelo vamos a dar un paso más, con el personal ya tan formado que tenemos, con un aparataje más moderno que nos permitirá hacer cosas como monitorizar el ritmo cardiaco y tener salas de observación para tratar o supervisar a pacientes, un tipo de espacios que hasta ahora no teníamos», resume Pidal, que, si bien admite que estas mejoras reducirá seguramente el volumen de derivaciones al hospital, insiste en que el objetivo de la mejora no es ese, al menos, no de manera prioritaria: «Lo que buscamos es dar mejores condiciones de trabajo al personal y un mejor trato al enfermo». El propio centro de La Calzada II será uno de estos puntos de alta resolución junto a Puerta de la Villa, Parque-Somió, El Llano y Roces-Montevil. Los dos médicos entienden, no obstante, que la esencia de la atención primaria seguirá siendo la misma, con ese «ojo clínico» que se les atribuye a los médicos de familia. «Todos hemos visto casos de pacientes que, por conocerlos tan bien, nos preocuparon por ver algo raro que no identificábamos y que acabó siendo algo serio que se pudo coger a tiempo», afirma Pidal.

Otro reto que ya en marcha para la atención primaria está relacionada con la enfermería. Y uno de sus capitanes en la región será Jesús Guzmán Hernández, supervisor del área de equipos de atención primaria, que explica que la atención que se brinda desde los centros de salud, con un perfil de pacientes crónicos y envejecidos al alza, depende en gran medida de ese papel de cuidados que ejercen las enfermeras. Él, además, hace hincapié en la educación sanitaria, a veces olvidada, y defiende la «buena fama» que tiene desde hace años Asturias para toda la categoría de medicina familiar. «Hay gente de otras comunidades que elige venir a formarse aquí porque conoce el nivel», presume.

Pidal, además, aclara que la enfermería está «ante un momento de redefinición» en la región: «El personal tiene competencias cada vez mayores y una mayor especialización, y es algo que los pacientes quizás no conozcan del todo. Aún les sorprende cuando se les cita directamente con su enfermera cuando, en realidad, su papel para la atención a crónicos es fundamental». Este cambio de paradigma en la categoría, intuye, será similar al que ya vivieron los médicos de familia: «A nosotros también nos costó que se entendiese que hacíamos mucho más que firmar recetas y volantes».

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