Una segunda vida para la acería de Gijón: así se transformará en una planta baja en emisiones

La construcción del horno eléctrico de Arcelor que arranca hoy permitirá producir acero verde 55 años después de la inauguración de la planta de Veriña

Instalaciones de Arcelor al fondo

Instalaciones de Arcelor al fondo / Pablo Solares

Pablo Castaño

Pablo Castaño

La acería de Gijón iniciará una segunda vida en 2026, cuando está previsto que concluyan las obras que arrancan hoy para instalar un nuevo horno híbrido de arco eléctrico que permitirá producir acero bajo en carbono. Medio siglo después de su construcción, la acería volverá a ser puntera.

ArcelorMittal invertirá más de 200 millones de euros en el proyecto. De momento cuenta con ayudas de 27 millones de euros del Principado de Asturias y de 3,8 millones del Ministerio para la Transición Ecológica. El horno eléctrico se acoplará en las instalaciones de la acería de Gijón y tendrá una capacidad de producción de 1,1 millones de toneladas de acero bajo en emisiones para la producción de alambrón (que se utiliza principalmente para cables de neumáticos, amortiguadores y alambre pretensado para la construcción) y carril (que se utiliza para líneas ferroviarias convencionales y de alta velocidad). Será un horno híbrido porque estará preparado para consumir como materia prima únicamente chatarra o una mezcla de chatarra con prerreducidos de mineral de hierro (que permitirían alcanzar el objetivo de cero emisiones si el agente reductor es hidrógeno verde) o una mezcla de chatarra con arrabio de alto horno.

Dependiendo de la opción elegida, el recorte de emisiones de CO2 será mayor o menor, pero utilizando electricidad generada con renovables permitirá dar el salto al acero verde –cada vez más demandado para proyectos con baja huella de carbono– en 2026, cuando se cumplirán 55 años de la puesta en marcha de la acería de Gijón.

La Unión de Siderurgias Asturianas (Uninsa), sociedad constituida con apoyo estatal por las tres siderúrgicas históricas asturianas (Duro Felguera, Fábrica de Mieres y Moreda-Gijón) encendió en 1971 su primer horno alto en Veriña y su primera acería por conversión de oxigeno. Esa última instalación, que como el resto de la factoría gijonesa pasó a integrarse en Ensidesa en 1973, sigue activa actualmente, tras varias mejoras y remodelaciones, en manos de ArcelorMittal.

La multinacional prevé que en 2026 la acería de Gijón esté lista para producir acero bajo en carbono, pero durante un periodo de entre 6 y 12 meses se mantendrán los dos métodos de producción de acero, el actual empleando convertidores alimentados con arrabio de alto horno, y el nuevo usando el horno de arco eléctrico. Será un periodo de transición para lograr obtener las calidades de acero deseadas por la nueva vía.

"El horno de arco eléctrico es un proyecto importante, pero lo venos como un premio de consolación que no despeja el futuro de la siderurgia en Asturias", apunta José Manuel Castro, secretario general de la sección sindical de CC OO en ArcelorMittal, que reclama a la multinacional que complete el proyecto con la planta de reducción directa de mineral de hierro (sistema DRI) mediante hidrógeno verde que la familia Mittal y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaron en julio de 2021. Un plan de 1.000 millones que UGT-FICA también reclama que se confirme. Con la planta DRI, que alimentaría al horno eléctrico de prerreducidos de hierro, la siderurgia asturiana mantendría su carácter integral.

Suscríbete para seguir leyendo