Opinión

Celso y Marga

La humanidad se divide en dos. Los que nos iremos a la primera de cambio sin pena ni gloria. Y los que debieran seguir con prórroga per sécula seculorum en este valle porque convierten las lágrimas de sus congéneres en sonrisas. Se cuentan con los dedos de la mano los que viven para hacer más llevadera y agradable la vida a los demás. Yo conocí a uno. Pero se nos fue, "Celso el de La Sifonería" de Cangas de Onís. Y se llevó en el baúl del último viaje los "celsos" que convivían con el: el Celso hostelero sifonero o viceversa con gas en el ánimo para dar y tomar, el motor y mecenas de la cultura y el folklore asturianos con los suyos al frente, aunque caigan chuzos de punta, al lado de Celso la alegría necesaria para sobrevivir no se achicaba, el Celso trasmutado en rey Melchor va para 50 años que dijo amén a las miles de peticiones de los chavales de la comarca, todo un lujo para los súbditos de un rey mucho más que mago y de una generosidad sin límites, el Celso embajador de San Antoniu en las fiestas patronales de Cangues, subastó el "ramu", posiblemente, el más grandioso del mundo mundial, a la puerta de la ermita del santo, el Celso que tocaba el tambor y la gaita, y bailaba, y cantaba, bueno, esto al menos lo intentaba, el Celso pregonero en la fiesta del santo Antoniu, con el Cine Colón a rebosar, ni una mosca, el Celso de los milagros que reconvirtió La Sifonería, un negocio de familia, en un bar restaurante sin retirar la maquinaria primitiva de llenado de sifones, los veras allí de todas las edades y colores, y si eres de mi quinta te vendrá al paladar el regusto del tinto con sifón, y, ahora, atenderme, lo más increíble, que esta es muy gorda, rodeado de sifones disfrutarás con un recital poético, asistirás a la presentación de una novela, escucharás un concierto de cámara o de cantautor, participaras en un coloquio con Mario Camus y el profesor Salcines después de su charla. Y Celso, al lado de su Marga, amigos de todos, hasta de sus enemigos, bueno, esto no, miento, Celso y Marga no tenían enemigos.

La Sifonería: bar, restaurante y ateneo. Los artífices, Celso y Marga, su esposa. Que tanto monta… Descansa si puedes por alguna nube, a partir de ahora cuando orbaye no echaré la culpa al pipí de los angelitos, seguro que será Celsín con un par de sifones que nos recuerda que por ahí le anda y nos desea felicidad y buen humor.

Suscríbete para seguir leyendo