Cuando la oferta televisiva, de tan amplia, se torna inabarcable, no queda otra que ir a tiro hecho a la caza de momentos de enjundia, de esos que no decepcionan y merecen ser vistos. De ahí que me atreva a recomendar algunos de los más recientes.

La entrevista de Andreu Buenafuente a Maruja Torres fue algo más que una entrevista, en el sentido de que no fue tan importante lo que dijo la veterana periodista catalana cuanto cómo lo dijo. Lo relevante en el caso de este encuentro era ver a la propia Maruja (de la que nos escamotearon su entrada y su salida para ahorrarnos sus problemas de movilidad) en toda su grandeza.

Su tono, sus salidas, sus exabruptos, sus brakets en la dentadura y su amor por sus dentistas de Mataró, sus mensajes al presidente y al president, su inagotable sentido del humor. Veinte minutos de televisión químicamente pura, que a los pocos días se reprodujeron con la presencia en el plató de Carmen Machi, contando las andanzas de su bisabuelo siciliano.

Pero vayamos a otras propuestas. La entrevista que Óscar López realizó a Sergio del Molino acerca de su novela 'La mirada de los peces'. Los viajes de Pere Estupinyà, 'el cazador de cerebros', buscando el testimonio de los mejores científicos. La verdad que sobrevoló en la tertulia convocada por Ramón Colom acerca de lo que ha supuesto la novela 'Patria', sin Fernando Aramburu en el plató. La bonhomía derrochada por Secun de la Rosa en su vis a vis con Cayetana Guillén Cuervo. Pero claro, después llega la actualidad, tan caliente, y quién renuncia a ella. De Wyoming a Ferreras y Pastor pasando por Mendizábal y Mara Torres, y por más que nos programemos no queda tiempo para más. Ni siquiera para las delicatesen.