El domingo emitió La 2 Caníbal , película de 2013 que protagoniza Antonio de la Torre - un caníbal que en su juego de introspección parece comerse a sí mismo en un trabajo brillante y perturbador- y dirige Manuel Martín. Media hora antes, en La Sexta, volvía Jordi Évole y Salvados con una traca periodística de primer nivel, El machismo mata.

De Salvados, de su rigor, de su realización, de esa forma tan cuidada de tratar los temas, con imágenes y un montaje de primer nivel, apenas se puede decir más. Es uno de los referentes del periodismo televisivo, que tiene sus propias reglas. Nada que ver con lo que expele Cuatro con el nombre de Soy noticia , show circense que protagoniza con caras de asombro Nacho Medina , hijo del periodista granadino Tico Medina , al que a veces he visto en Canal Sur con el gesto congelado. Su ego es ilimitado.

Bien. ¿Qué hacer cuando una oferta excelente coincide con otra del mismo corte? ¿Qué sacrificas, la historia del caníbal o el documento, también desasosegante y doloroso, de un tipo que maltrataba a su mujer diciendo, mientras te revuelves en el sillón, que a su pareja la llamaba chacha, florero, y que se le daba bien humillarla? ¿Cómo dejar a esa mujer que asegura que las hostias no son nada porque el dolor se diluye, pero que jamás se olvida que te llamen tonta, te escupan a la cara, y te digan que eres una inútil?

Ahora, escribiendo, recuerdo por qué opté por pasarme a La 2 y ver la ficción. No estaba en mi mejor momento. Esos testimonios me herían demasiado. Opté por volver a Salvados en diferido, a través de Atresplayer. Cada vez lo hace más gente. Es otra forma de ver la tele. Cuando tú quieras, sin cortes, como un exquisito caníbal, un gourmet catódico.