Engancha. Es tan alucinante, tan increíble, tan asombroso y sorprendente, tan refinado en su burricie, tan avaro en su mal gusto y en su puesta en escena, que te paraliza lo que ves y acabas levitando y con los ojos como platos, rendido al talento diabólico de quien está detrás de una cosa que se emite por internet, llega de EE UU, y protagoniza, como lo leen, la española, la cuentacuentos, la fantástica, Sonia Monroy. Inenarrable. La cosa se llama, atención, 'El hogar es donde está la casa'. Han leído bien. Repitamos. 'El hogar es donde está la casa'. Con un par. Desde el inspiradísimo nombre de la telenovela, el asunto promete. El asunto no se queda ahí. Esta astracanada llegó lejos -les pido que la busquen por internet, me lo agradecerán-. Ha hecho historia. Es la primera telenovela, firmada por Super Deluxe y emitida en internet, que se hace en directo, como suena, con la idea de que la audiencia vote a la velocidad de la luz y decida si el muerto lo está de verdad o por la puerta que ha de abrirse entrará la sirvienta o el abogado de la familia.

Es decir, los actores representan la escena que toque, pero de repente, como la bocina de las tómbolas, se oye un silbato, se detienen los gestos, la pantalla se va a negro para enfatizar el parón, y cuando el público ha votado sigue la trama por el rumbo que marcó la audiencia. Ya digo, muy loco todo. Tanto, que hasta Los Ángeles Time dedica un cachito de sus páginas a alucinación tan exquisita por lo bruta y ruda. Ni que comentar hay, que el resultado -iluminación, actuaciones, encuadres, guión y ese tipo de tonterías de las ficciones elaboradas, aquí es un hazmerreir, una broma-. Por muy inspirado que uno esté comentando esta maravillosa chifladura, lo sublime no puede explicarse.