Cómo será la televisión del futuro. Lo planteó Ramón Colom en su 'Millennium' y, como era de esperar, la hora de discusión pasó volando entre prolegómenos y generalidades. Habrá que aguardar a una segunda entrega en la que los contertulios puedan acotar y aterrizar en una de las cuestiones clave del asunto: hacia dónde caminan los formatos televisivos.

Por de pronto, los especialistas invitados apuntaron hacia la mixtura. Todo está inventado. De lo que se trata es de mezclar géneros. Algo que las cadenas ya están experimentando desde hace tiempo. Telerrealidad guionizada, factual le llaman ahora, rizando el rizo a todas las combinaciones posibles. El profesor José María Álvarez Monzoncillo defendió la perdurabilidad de la televisión lineal, con independencia de la pantalla en que se consuma.

La televisión tiende al directo. Y ese directo, sea un partido de fútbol, la final de un reality, el suceso que está ocurriendo en esos momentos, va a seguir siendo consumido a través de la televisión. Y comentado por todos. Eso sí, en lugar de al día siguiente, a tiempo real, a través de las redes sociales.

El crítico Fernando de Felipe Allué y el director del Festival de Televisión de Vitoria, Joseba Fiestras, también mostraron argumentos sobrados acerca de la vigencia del medio televisivo. Y el analista Ignacio López fue más lejos al negar ese aserto que dice que los jóvenes han dejado de ver televisión.

Es cierto que no ven las 6 horas que consumen sus abuelos (la media nacional de consumo televisivo el año pasado fue de casi 4 horas diarias por espectador). Pero sí consumen sus 2 horas diarias viendo sus programas de cabecera. Por mucho que los contenidos del planeta de Youtube, con esos algoritmos que te ofrecen un menú interminable, sigan siendo cada vez más demandados.