Ya está. La audiencia no está por la labor. La audiencia no es tan cretina como alguna cabeza cree. Hablo de 'Un tiempo nuevo', programa que aunque usted no lo sepa sigue empeñado en mantenerse en la noche del sábado en Cuatro. Como saben, 'Un tiempo nuevo' empezó en Telecinco tratando de quitarle la audiencia a 'laSexta Noche', y lo hizo con similares contenidos, con la actualidad y el debate político como único plato.

Fue tanto el parecido, que la audiencia se quedó con el original y rechazó la copia, y eso que Telecinco se llevó, con cheques, a la directora de 'laSexta Noche', Sandra Fernández. Fracaso rotundo. Trató de paliarlo echando mano del periodismo más truculento, ese de los fuegos fatuos, ese que roza la zona oscura del suceso y el amarillismo. Más fracaso. El programa acabó en Cuatro.

Parecía una buena idea ya que el perfil de espectadores que Telecinco ha ido fabricando nada tenía que ver con los contenidos de Un tiempo nuevo, pegado a la realidad y no al teatrillo basura de los programas de la cadena. Su presentadora en Cuatro, de lo mejor de la copia, Silvia Intxaurrondo, lo hace muy bien, pero ya ha claudicado.

Viendo que en la audiencia de Cuatro tampoco encajan los contenidos del programa, una audiencia de perfil friki, Silvia Intxaurrondo ha puesto su talento al servicio de una revista cada vez más alejada de sus orígenes y más cerca del concepto de periodismo que tiene el gurú de la información espectáculo, del rey de la mascarada informativa, el señor don Pedro Piqueras, que hace de los informativos un coladero que abochorna y duele. Un tiempo nuevo ha entrado en schok. Su decadencia apesta a chisme, sangre y semen.