Mira que hay diócesis. Mira que hay parroquias que estarían encantadas en acoger a TVE a la hora de emitir los Santos Oficios de Semana Santa. Pues resulta que este año tendremos la oportunidad de verlos desde la catedral de Alcalá de Henares. Una catedral que va unida inevitablemente a un obispo muy señalado, Juan Antonio Reig Pla.

Humildemente, no entendemos esta decisión, que debe haber partido de la Conferencia Episcopal (recordemos que TVE no tiene nada que ver en la elección de las ciudades, y que se limita a cumplir los acuerdos vigentes con la iglesia católica y demás

confesiones religiosas a la hora de llevar a cabo sus transmisiones). Será por diócesis. Por catedrales y por parroquias. Pocas de ellas tienen la posibilidad de asomarse a través del escaparate de TVE durante tres jornadas consecutivas para mostrar su belleza, y pocos obispo tienen el privilegio de asomarse delante de las cámaras de la televisión pública para ofrecer el mensaje que les plazca y que consideren oportuno.

Existe un precedente de que el obispo Reig Pla fue contestado y puesto en evidencia por sus declaraciones en unos Oficios televisados de triste recuerdo. Y todos sabemos hasta qué punto andan revueltas las aguas en lo concerniente a las transmisiones de los actos religiosos de la confesión católica en TVE desde que Podemos hiciese público su desacuerdo con que se lleven a cabo. Los fieles espectadores reaccionaron ejemplarmente triplicando la audiencia.

Obras son amores. Pero en casos como el que nos ocupa creo que deben predominar la humildad y la sensatez. No creemos que la postura de los dirigentes de la iglesia, eligiendo a Reig Pla como predicador, muestre mucho tacto, tan necesario.