La segunda gala de MasterChef ha estado igual de interesante o más que la primera... porque estar al borde de dejar sin comer a 151 militares pasa, pero que estuviera a punto de pasar lo mismo en una boda que ha esperado 9 años para celebrase ya no es para reírse. Y así se lo ha hecho saber Pepe Rodríguez a los concursantes: "Los novios se pueden acordar de vosotros toda la vida o de vuestras familias".

Comenzamos con el resumen de uno de los programas más innovadores de la televisión: MasterChef.

El concurso avanza a pasos agigantados, los 14 participantes cada día se enfrentan a retos a los que no se les habría pasado por la cabeza en la vida desafiarse. Pero antes de enfrentarse a él, había que elegir capitanes.

Para ello la prueba de fuego era "la caja misteriosa". Esa que destapan con miedo y debajo se encuentran todo tipo de ingredientes con los que demostrar su arte en la cocina. Esta vez, tenían de todo. Entre los ingredientes, uno que destacaba por encima de los demás, una presa paleta. Tenían 60 minutos para preparar lo que mejor supieran hacer.

Casi todos optaron por cocinar la carne. Sin embargo, la ganadora y por lo tanto capitana, Clara, se decantó por una tarta de chocolate y vino que dejó al jurado encandilado. La segunda capitana, Eva, optó por un milhoja de presa ibérica con tartaleta de hierbas y mouse de setas.

El segundo reto

El desafío de esta semana también ha sido intrigante, ¿Conseguirían a tiempo los tres equipos, de cocinar entrantes y primer plato -pescado o carne- para un banquete de bodas? ¡Os lo contamos!

Los tres equipos eran el rojo capitaneado por Clara, el azul por Eva y el blanco por Maribel, que huyendo de ser capitana y tener responsabilidades siempre ha dicho que prefiere ser "soldado". Sin embargo, los jueces la eligieron a ella para quedarse con los concursantes que ni Clara ni Eva habían elegido.

Tenían sus funciones muy claras: El equipo blanco, los entrantes; el rojo, pescado y el azul, carne. Para concretar el menú y los ingredientes, 2 horas de tiempo.

Contra todo pronóstico, el equipo de Maribel ha sido el ganador indiscutible de la prueba, ya que sacó unos langostinos sobre ensalada de primavera, vinagreta de mango y crujiente de pistachos como entrantes a tiempo. La organización fue perfecta y no necesitaron a penas indicaciones por parte de los chefs.

Sin embargo, el equipo rojo y el azul no corrieron la misma suerte. Para sacar los platos, los chefs y jueces, Jordi Cruz y Pepe Rodríguez, han tenido que intervenir, ponerse la chaquetilla y salvar el banquete de la boda. Estaban de malhumor, sobre todo Jordi que gritaba, daba órdenes y dijo: "Estamos haciendo el ridículo y no me da la gana". Estaban convencidos de que los concursantes por sí solos habrían sido capaces de organizarse mejor.

El plato no llegaba a la hora establecida, en la carne no había un punto de coción fijo, algunas estaban muy hechas y otras poco hechas, y un largo etcétera. A pesar de todos los contratiempos, los comensales quedaron satisfechos y el banquete se salvó.

Pero eso no libraría a los dos equipos de la prueba de eliminación. En principio debía de ser uno el que estuviera en peligro, pero la mala organización de los dos les llevo a todos a la palestra menos a los blancos.

La eliminación

Antes de la prueba de eliminación, las capitanas, Clara y Eva, han tenido la posibilidad de salvar a dos. Han decidido apostar por Efrén, por María y por ellas mismas, ya que se autosalvaron.

La prueba era muy complicada, han levantado el paño... y ¡chachán! debajo todos los ingredientes para hacer una original tarta de queso. Original porque aparte de esos, han podido acudir al supermercado y elegir más ingrendientes para añadirle al postre que les llevaría a continuar en MasterChef. Todo en tan solo 75 minutos.

Finalmente, el eliminado ha sido Juanma, por su actitud y falta de pasión. Pasión de la que él mismo dudaba en la entrevista con Eva González al decir que no estaba seguro de querer estudiar y continuar en el mundo culinario.

Para acabar nuestro resumen semanal, les dejamos una frase que, para todos los que pretendan dedicarse a esto y aplicable a todos los demás ámbitos, ha dicho Jordi Cruz: "Que esa fuerza no se transforme en soberbia, ese es el cáncer de los cocineros".