Mario Palacios se ha convertido en el logroñés más querido. Le paran por la calle, le aplauden en el cole, y la gente se da la vuelta en las cafeterías y en los pasos de cebra para darle la enhorabuena. Pizpireto y despierto, el niño de doce años acaba de ganar la primera edición de "MasterChef Junior", que Televisión Española emitió durante esta Navidad y que logró un gran éxito de audiencia.

Y como La Rioja anda escasa de famosos, todo el mundo se ha volcado con Mario, que además tiene un carisma especial, una sonrisa pícara y unas gafas de pasta que se le empañaban cada vez que abría el horno. Pero que los cristales se volviesen opacos no fue motivo suficiente para que Palacios no dejase boquiabierto al jurado con sus platos, dignos de un restaurante de postín.

-¿Cómo surgió la idea de presentarse al casting de Bilbao?

-Pues fue idea mía. Le pedí permiso a mi madre y ella al principio me decía que no, me costó mucho convencerla pero al final cedió aunque estaba convencida de que no me iban a coger. Pero sí que me cogieron.

-A veces las madres se equivocan...

-Sí, sí...

-¿Y de dónde le viene la afición por la cocina?

-Siempre me gustó, aprendí mucho de mi madre y de mi abuela. Desde que era pequeño me gustaba amasar con mi madre en la cocina. Luego, cuando mi madre se rompió una pierna, pues fui cocinando más porque ella no podía hacerlo, y al final gané con una receta de ella, unas cocochas de bacalao con berberechos. Fíjate que tengo una hermana de dieciséis años y ella no cocina nada, pero a mí me encanta. De mayor no sé si quiero ser cocinero, pero lo que sí que sé es que voy a seguir cocinando.

-La gente no para de mirarle mientras hacemos esta entrevista, le dan la enhorabuena, le ha recibido el presidente de La Rioja y la alcaldesa de Logroño. Todos conocen al ganador de MásterChef Junior, ¿cómo se lleva esta fama repentina?

-Pues estoy flipando, pero estoy muy orgulloso porque la verdad es que en el concurso lo pasamos muy bien y aprendimos mucho. La gente es muy amable conmigo y cuando llegué al colegio mis amigos me recibieron aplaudiéndome. Yo nunca me vi como ganador, si lo pensaba me iba a poner muy nervioso. Así que cuando nos decían que empezásemos a cocinar yo me olvidaba de todo y sólo pensaba en la cocina.

-Las gafas le han jugado alguna que otra mala pasada ¿verdad?

-Sí, se me empañaban mucho y no me dejaban ver bien.

-¿Y a usted qué plato es el que más le gusta?

-Pues a mí me encantan los huevos fritos con patatas. Le pedí a mi madre cuando terminamos el concurso que me llevase a comerlos a Casa Lucio y estaban riquísimos. Lo que no me gusta nada es la coliflor, ¡si es que no sabe a nada!, pero bueno, dentro de unos años igual le doy otra oportunidad€ quién sabe...

-Ahora tiene doce mil euros de premio, ¿ya hay planes para gastárselos?

-Pues no lo sé, pero probablemente los utilice para irme al extranjero y aprender algún idioma. Eso me gustaría mucho.

-¿Qué cualidades tiene que tener un buen cocinero?

-Un buen cocinero tiene que ser ordenado, tener mucha paciencia, conocer bien los ingredientes y saber improvisar. A mí me encanta Arguiñano, es muy gracioso y me gusta verlo en la tele siempre que puedo, además se aprende mucho con él.

-¿Es de los que abre la nevera y es capaz de cocinar algo rico mezclando de aquí y de allá?

-Sí, alguna vez lo he hecho. También me gusta mucho la repostería porque es muy divertida y puedes mezclar muchas cosas, aunque para los postres sí hay que seguir bien la receta y las cantidades.

-Sabe que hay mucha gente de cuarenta años que aún no ha freído su primer huevo, ¿no?, ¿qué le diría?

-Nada, bueno o sí, les diría que se animen a cocinar.

-¿Cuál fue el momento más duro del concurso?

-Cuando se iban los compañeros, la verdad es que me daba mucha pena porque lo pasábamos muy bien y era triste que tuvieran que marcharse. Pero los jueces eran muy divertidos, con Pepe Rodríguez y Jordi Cruz me reí mucho porque estaban todo el rato haciendo bromas y Samantha Vallejo-Nájera siempre hablaba muy bien de mis platos.

-De toda la maravillosa huerta que hay en La Rioja, ¿con qué se quedaría?

-Hay muchas cosas ricas, pero yo me quedo con los tomates que cultivo con mi padre en Rodezmo. Antes la huerta la llevaba el abuelo pero ahora lo hacemos nosotros. Se nota mucho cuando los tomates son de huerta, es difícil encontrar tomates tan buenos en las tiendas. Si son malos no saben a nada... como la coliflor.

-¿Y aparte de cocinar, que otras aficiones tiene Mario Palacios?

-Toco el saxofón, me gusta el fútbol, soy del Barca. Además también tengo que estudiar y me gusta mucho ir a esquiar y hacer surf.