Un trabajo arduo y solo para mentes privilegiadas. Así describe José Miguel Monzón, Gran Wyoming, el contenido de "Wyoming desencadenado", su primer monólogo, una hora en la que condensa "la historia de la humanidad" y que hoy estrena "mundialmente" con el único y "egoísta" propósito de hacer reír.

El presentador del programa de La Sexta "El intermedio" explica en una entrevista con Efe que su idea es seguir haciendo televisión y música con su grupo, "y tampoco era cuestión de hacer temporada, sino bolos".

El monólogo, que enlaza con canciones acompañado de los músicos de su grupo, Los Insolventes, es "sintético", admite, pero, "claro está", bromea, porque hay "elipsis".

"Al final todo da vueltas en torno a lo mismo: la fe y el negocio que hay montado en torno a ella, que ha creado una forma de entender la existencia; la caradura de los que mandan y su desprecio por los subordinados y el sujeto pasivo, el receptor esas dos cosas que han provocado el dolor del mundo".

Ha comprobado, dice, que el mundo "no es ni de los listos ni de los tontos, ni de los sabios ni de los iletrados, sino de los intransigentes".

"Por ejemplo, Lenin dijo a los rusos que había que tener cuidado con Stalin, porque era 'un hijo de puta', y se hizo con todo. El general Mola dijo de Franco que cuidado con ese 'listito que va a lo suyito', y se hizo con España. El intransigente es el que se apodera de todo", sostiene.

A él le hace reír lo que le permite evadirse de la realidad, es decir, montar este monólogo, "el mejor de la historia", o actuando con sus músicos, porque ya a diario hace un programa en el que recibe "sobredosis de información, y eso es patológico".

Como sucede con los psicoanalistas, que se tienen que someter a su vez a psicoanálisis para "limpiarse" y frenar el fenómeno de la "transferencia", él debe "recuperar la fe en el ser humano" provocando la risa de los demás con sus ocurrencias o con la música.

"No existe ningún acto del ser humano que yo conozca, e incluyo el coito y al masturbación, que pueda compararse a subirse a un escenario con una guitarra eléctrica y un amplificador", compara.

Ha querido titular su monólogo "Desencadenado", porque, dice, "vivimos en el mundo de lo políticamente correcto, y la supervivencia pasa por la docilidad y no todo el mundo tiene el privilegio de poder decir todo lo que piensa".

En esa tesitura, afirma, él se convierte "en un radical antisistema sin pretenderlo".

"El margen de libertad es cada vez menor, aunque parezca lo contrario. Si uno lucha por la sanidad pública o la educación pública, se convierte en un radical antisistema; es decir, defender lo que era normal a finales de los 70 ahora te hace parecer un loco desatado".

Su ventaja, apostilla Monzón (Madrid, 1955), es que él dice la verdad, y no porque esté en posesión de ella sino porque "no miente", aunque pueda estar equivocado.

El monólogo, que compaginará con actuaciones de su grupo, Wyoming y los insolventes, en Zaragoza y Hospitalet (Barcelona), entre otras localidades, estará en fines de semana alternos en el madrileño Compac Gran Vía hasta mediados de diciembre.