El restaurante del amo se abre la noche del sábado, 1 de abril, para un ramillete de venerables mujeres con ganas de enamorarse. Y entre ellas, Encarnita Polo, que se pondrá en manos de Carlos Sobera para darle una nueva oportunidad al amor porque el corazón no sabe de edades ni de razones. Los chefs del romántico espacio de Cuatro prepararán un menú bajo en colesterol y sal, pero lleno de energía para las chicas de oro, Isabel, Antonia, Toya y Mari Carmen, cuatro mujeres divertidas, sensibles y con unas tremendas ganas de comerse la vida.

La primera en traspasar las puertas del local será Isabel, una entrañable mujer de 87 años pero jovial y risueña. Conocerá a José María, también pensionista y de 72 años. Antonia, 73 años, llegará desde Tarragona para cenar con Antonio, 80 años. Sin duda, son una pareja adorable y tienen todo para darse una segunda cita. Pero la dicotomía entre viagra sí - viagra no tal vez se convierta en un obstáculo insalvable.

Toya, ex mujer de embajador y conocida por su paso en ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, aportará el toque de glamour a la velada. Cenará con Manuel, empresario madrileño que repite por segunda vez al restaurante. Los dos son personas que han recorrido mucho mundo y se encuentran en una fase vital en la que les apetece un poco de rutina y tranquilidad.

Mari Carmen, gaditana y estudiante de 60 años, compartirá mesa con Julio, onubense y jubilado. Su cita servirá como ejemplo para demostrar que nunca es tarde ni para ampliar conocimientos ni para ampliar relaciones sentimentales.

La quinta invitada para cerrar la terna de las chicas de oro será toda una estrella de la canción. Encarnita Polo se pondrá sus mejores galas para conocer a Salvador, un positivo y decidido canario que dará todo por conquistar a la famosa artista.

Con una lista de reservas de lo más apretada, el anfitrión vasco preparará una mesa para Carlos, gaditano y peluquero de 65 años, y Juan Luis, un modisto jerezano de 55. Ambos han tenido pérdidas recientes en su vida, y vienen a First Dates a poner una tirita en sus heridas.