Ch. N.

Claudia Cardinale abre hoy el telón del ciclo «Mafia y camorra en el cine italiano», que trasladará la cara más cruda y realista de la delincuencia organizada todos los lunes al teatro Filarmónica de Oviedo. La cinta que estrena esta programación municipal diseñada en colaboración con la academia Dante Alighieri no marca del todo la pauta del ciclo, pues aunque se ajusta a la idea de los retratos fieles, realistas y de vocación documental, se aleja del marco temporal de los otros trabajos, todas ellas producciones realizadas en la última década.

Pero esta cinta de finales de los sesenta que adapta un relato de Leonardo Sciasca basado en hechos reales sí se ajusta a la perspectiva documentalista del programa. El cine italiano, explican los programadores, no mitifica a la mafia. Al revés, los directores de cine italianos seleccionados aquí profundizan en la red de complots que permiten la supervivencia y proliferación de las mafias, en los problemas que provoca a la sociedad italiana, en los conflictos morales.

Tras la cinta de hoy, con Claudia Cardinale y Franco Nero, y que adapta la novela de Leonardo Sciascia, inspirada, a su vez, en el homicidio del sindicalista Accursio Miraglia en 1947.

La programación, todos los lunes en el Filarmónica, seguirá el día 8 con «I cento passi (Los cien pasos)», que documenta la vida de Peppino Impastato que, tras el asesinato de su tío, se convierte en activista político y comienza a denunciar los crímenes de la Cosa Nostra. «Gomorra», el 15 de abril, cinta premiada en Cannes, está basada en la novela de Roberto Saviano sobre los efectos de la camorra en el día a día de la gente común. Completan el programa «Fortapàsc», el 22 de abril, sobre la investigación del periodista Giancarlo Siani y su posterior asesinato, y «La siciliana rebelde», 29 de abril, un trabajo de Marco Amenta que se inspiró en la historia real de Rita Atria, una testigo protegido que tras ver asesinados a su padre y a su hermano decidió vengarse de la delincuencia organizada y fue repudiada y amenazada por los habitantes de su pueblo natal y por su propia madre.